jueves, 21-11-2024
En el presente, hablar de izquierdas y derechas en Cuba apunta a una cuestión de creciente relevancia: la representación política. Quizás su mejor expresión sea la disociación entre poder y proyecto revolucionario. Se trata de un disenso que ha ganado fuerza tras la crisis y reajuste de los años 90, y que ha hallado suelo fértil en una sociedad cada vez más desigual y diferenciada. Ante el desgaste de las estructuras y mecanismos de participación, la desintegración del sistema soviético agudizó la crisis del modelo socialista y propició diversas perspectivas sobre el proyecto social. Un espacio público menos sujeto al control estatal sobre la reproducción de ideas coexiste hoy con una comunidad y un entorno digital y social transnacionalizados.
"Según la opinión generalizada, la conexión más significativa entre la religión y la Revolución cubana se limita al plano de lo político. Sin embargo, tal significación no puede reducirse a este; hay que considerar, ante todo, su vínculo con la producción de representaciones y el cambio cultural ocurrido, el cual se manifestó en la transición de los esquemas de pensamiento existentes hacia formas más analíticas más modernas, con la correspondiente desacralización de numerosas esferas de la vida, y la generación de nuevos sentidos de carácter religioso. Tanto la avalancha transformadora iniciada en 1959, como en el actual y perspectivo reordenamiento económico y el movimiento de la sociedad en busca de la real consecución de un modelo socialista, dan lugar a tales cambios en la reproducción ideal de la sociedad, que el factor religioso, siendo uno, nunca podrá ser el mismo..."
"El título de esta reflexión, en el que se integra una disyuntiva, no es el eco de una especulación de gabinete. Durante los dos últimos siglos hemos oído afirmar a cubanos lúcidos las dos frases contradictorias: «El pueblo cubano es católico», «El pueblo cubano no es católico.» O: «Es católico superficialmente», «Solamente una minoría exigua es realmente católica.» Trataré, antes de esbozar algunos criterios al respecto, de presentar lo que nuestros viejos y penetrantes profesores escolásticos denominaban «status quaestionis»..."
"El mensaje pastoral de los obispos cubanos de septiembre de 1993, titulado «El amor todo lo espera», es hoy la referencia clave para conocer la proyección de la Iglesia cubana después del colapso del sistema socialista mundial. Pero estimo que probablemente sea, además, el documento más revelador generado por el episcopado de la Isla después del triunfo de la Revolución de 1959. No es mi propósito repetir ni resumir aquí lo que ya he expuesto en un artículo anterior puntualmente referido al mensaje, pero vale la pena recordar que ese documento contextualiza el alcance de la doctrina social, y en general de la proyección de la Iglesia cubana de cara al escenario del final de siglo..."
"La colonización del Nuevo Mundo planteó a las metrópolis el grave problema de la mano de obra. Barata y abundante resultaría en regiones continentales fértiles en poblaciones aborígenes prontamente subyugadas para su dedicación a aquellas faenas consideradas como excesivamente rudas, desagradables e indignas para el colonizador blanco. A esta, en tan temprana fecha como 1501 y para satisfacer iguales propósitos, se sumaría en Las Antillas y Tierra Firme la importada negra, cuyo volumen incipiente alcanzaría, con el decursar del tiempo, cifras respetables..."
"En el Primer Taller Internacional sobre los problemas de la cultura yoruba en Cuba, organizado por la Asociación Cultural Yoruba de Cuba y la Academia de Ciencias, en 1992, se constató la existencia de una tendencia que coloquialmente se denominó «yorubización de la Santería». Indagué sobre la cuestión y me explicaron que se pretendía la recuperación de lo que se denominó «ortodoxia ritual»; ello significaba una vuelta a Africa, en especial a la liturgia reconocible en el culto de los orichas practicada en Nigeria e implicaba conceptualmente la reapropiación del corpus de Ifá..."
“Este debate ha sido convocado por la revista Temas y el Centro de Estudios Martianos con el propósito de mover las ideas de un modo lo más abierto posible, en torno al tema de José Martí, la Revolución y el socialismo. Se enfocan algunas ideas respecto a qué es la ideología de la Revolución, qué elementos la caracterizan y de qué manera el pensamiento martiano ha estado, está o estaría presente en la ideología de la Revolución, en sentido histórico, pero sobre todo en términos de presente y de futuro.”
“En los años iniciales del proceso revolucionario, se produjo una especie de simbiosis que hizo del teatro un acontecimiento más de la liberación efectiva que estaba teniendo lugar. Entre 1959 y 1969, surgieron decenas de grupos profesionales en todo el país subvencionados por el Estado (en contraste con el total desamparo estatal en que se había desarrollado la escena prerrevolucionaria). Estos nuevos grupos coexistieron con algunas instituciones privadas que venían de la época anterior y que más adelante, en 1967, fueron disueltas por un decreto que pretendió extender a la cultura el objetivo de erradicar los últimos vestigios de la propiedad privada en el país…”
“El debate sobre el tema del marxismo en la Revolución cubana es mucho más complejo que lo que traslucen el discurso ideológico, el sistema de enseñanza y el movimiento editorial y publicístico. Sobre todo porque la reflexión crítica, que vuelve a abrirse paso en los últimos años, no cuenta aún con espacios ni con estímulo suficientes para calar con la hondura necesaria en el trayecto mismo de nuestra historia reciente, tan saturada de entrega y heroicidad que la apologética parecería a veces estar de más…”
Este debate, organizado por la revista Temas, además de analizar el pensamiento del Che, se proyecta hacia la realidad que le tocó vivir, y también cómo esto puede verse hoy en los 90. Se trata de hacerlo no solamente a partir de las ideas del Che, sino también de todo lo que significan estas dos realidades entre las cuales median tres décadas de tanta importancia para el desarrollo de la Revolución cubana…”
“Existen tres versiones de lo que se ha dado en llamar «la transición» económica, política y social en Cuba. Tanto en Miami como en Washington D. C. dos estrategias se contraponen, aunque tienen un mismo fin. Liberales y conservadores buscan reemplazar el régimen político, social y económico establecido por la Revolución cubana. La única transición que parece proyectarse hacia el futuro es la posrevolucionaria, capitalista y que rompe drásticamente con el sistema hoy prevaleciente. La diferencia entre liberales y conservadores no se basa en tener distintos fines, sino en proponer métodos alternativos para obtener el objetivo común. Unos piden el embargo y su internacionalización; otros se oponen a esta política. En ambos casos, la justificación es la misma: cada uno dice poseer la fórmula mágica y eficiente para iniciar la «transición» que dé al traste con la Revolución cubana. Cada uno tiene una correcta apreciación de las consecuencias de la estrategia del otro. Pero ambos defienden una premisa sin fundamento: que el futuro de Cuba se determina desde afuera…”
“Lo único cierto en el umbral del tercer milenio es la incertidumbre, colectiva e individual, respecto al porvenir. Al concluir el siglo XX, los tres grandes déficits de nuestra especie son la sabiduría, la imaginación y la esperanza. La fascinante revolución tecnológica que hoy vivimos ha acelerado la velocidad de la historia humana; ha compactado nuestra actividad, al violentar las distancias y hacernos interactuar mundialmente a la velocidad de nuestros ordenadores. Hoy, las fronteras se han vuelto porosas a las influencias culturales y los flujos de capital y de información…”
“A cuarenta años del triunfo revolucionario del Primero de enero de 1959, el recuento y valoración de los acontecimientos y fenómenos que alumbraron una nueva correlación de fuerzas en el plano internacional no solo permite esclarecer los rasgos y causas últimas de esa hora de mudanzas en la política mundial, sino también identificar procesos y tendencias que irían ofreciendo diferentes contextos a la gesta revolucionaria y que aún se hacen visibles en la transfigurada y convulsa realidad de nuestros días. En consecuencia, parece pertinente ofrecer un inventario de los cambios habidos en el escenario internacional durante los años 1953-1958, delimitar su significación, fijar su rumbo y constatar su vigencia. Todo ello desde el punto de vista de la supervivencia y continuidad de la Revolución cubana…”
“A partir de enero de 1959 fueron iniciados profundos cambios políticos y socioeconómicos que transformaron radicalmente la herencia neocolonial republicana en Cuba. De ahí la importancia de examinar, aun de modo sucinto, los antecedentes del período revolucionario para una más cabal comprensión de la necesidad y exigencia del proceso histórico que liquidó el andamiaje del antiguo régimen. Esto permitirá contar con puntos esenciales de referencia para conocer los problemas vitales que afectaban al pueblo cubano durante uno de los más convulsos y significativos espacios temporales de la República neocolonial. Con el fin de establecer un método en la exposición de los problemas, estos se presentan con un orden convencional de acápites íntimamente interrelacionados, como partes del universo socioeconómico antes del triunfo popular revolucionario en 1959…”
Este trabajo está basado en el libro Crónica de un fracaso imperial: la política de la administración Eisenhower hacia Cuba en 1958 y el derrocamiento de la dictadura de Batista, que resultó finalista en el Concurso Casa de las Américas de 1998 (Categoría Ensayo) y está en proceso de edición por la Editorial de Ciencias Sociales. En su preparación el autor se basó en la reciente publicación de varias colecciones de documentos norteamericanos desclasificados, entre ellos el tomo correspondiente a las relaciones con Cuba entre 1958 y 1960, publicado por el Departamento de Estado en 1991.
Premio Temas de Ensayo 1999, en la modalidad de Ciencias Sociales. En este texto, el autor describe la rapidez, discreción y modesto escenario en que desenvolvió el proceso de redacción de la Ley de Reforma Agraria cubana, por un grupo de trabajo al que fue incorporado a principios de 1959.
“Apenas unos meses después de la victoria de Fidel Castro se produjo un acercamiento a África, el continente que estaba empezando a recobrar su libertad. Che Guevara y Raúl Castro viajaron a El Cairo en junio de 1959 y julio de 1960, respectivamente, y Fidel Castro pronunció un discurso en Naciones Unidas en septiembre de 1960, en el que trató elocuentemente los problemas africanos. Se establecieron cordiales relaciones con unos cuantos países africanos, sobre todo Egipto, Ghana y Guinea; y especialmente con Argelia, que fue el primer amor de Cuba en África. Cuba le brindó ayuda tanto militar como civil, desde antes de que venciera el Frente Argelino de Liberación Nacional (FLN). La historia de la relación de Cuba con Argelia rompe con el estereotipo sobre la política exterior cubana que prevalece en los Estados Unidos y en muchas capitales europeas…”
“A diferencia de otros eventos trascendentales, la invasión de Playa Girón fue comprendida de inmediato como tal por la población a la que afectaba, la cual incorporó su significado a sus representaciones básicas de lo público y a sus decisiones vitales. De entre las numerosas aproximaciones válidas a aquel suceso, he escogido una que estimo muy importante, tanto para el conocimiento de la etapa de esa revolución en la que Girón fue un momento principal, como para que la comprensión de la historia contemporánea sea útil, ante las urgencias de hoy y las necesidades que el futuro nos traza. No me referiré a los eventos bélicos, sino al problema de la fuerza del pueblo en la etapa inmediata anterior. Llamo la atención sobre la necesidad de ahondar en este tema, que apenas esbozo, con ayuda de indagaciones más puntuales y de instrumentos de investigación convenientes, para arribar a síntesis más acertadas y con mayor sustentación en procedimientos empíricos…”
“En Cuba han existido tantas contrarrevoluciones como revoluciones: el autonomismo de finales del siglo XIX y el proceso mediacionista y restaurador de 1934 son prueba de ello. Lo novedoso del proceso contrarrevolucionario posterior a 1959 es que se expresa enajenado absolutamente del poder, trasciende las fronteras nacionales y ubica a los contendientes cubanos en los dos polos del acontecer político americano e internacional. El estudio de la contrarrevolución cubana no puede pasar por alto este carácter supranacional del conflicto…”
En el presente trabajo, el autor se propone seguir las pistas de la Revolución a través de los hitos más sobresalientes de la producción jurídica de estos últimos cuarenta años de convulsa historia, para descubrir algunos particulares y poner de relieve matices que, de otro modo, no podrían ser entendidos.
“En relación con la democracia es donde ha habido cambios más profundos en la izquierda latinoamericana desde el triunfo de la Revolución cubana hasta hoy. Desilusionada de la democracia burguesa o «democracia de los cinco minutos», que reduce la democracia al acto de votar cada equis cantidad de años por un miembro de la clase dominante que debería representar los intereses de los electores, influida por una formación marxista-leninista dogmática y por una lectura simplificada de la Revolución cubana, o movida por una concepción vanguardista del proceso revolucionario, una parte importante de la izquierda marxista-leninista latinoamericana de la década de los 60 y los 70, al denunciar los límites de la democracia representativa burguesa, terminó por dejar en manos de la derecha la bandera de la democracia…”
“No se defiende aquí una visión acrítica de la práctica y la teoría del Che, sino más bien todo lo contrario: hay que entender su figura en un contexto histórico específico, en unas condiciones nacionales e internacionales determinadas, a las que respondió desde una voluntad revolucionaria y una perspectiva estratégica de inspiración marxista, buscando, con una radicalidad que el paso del tiempo no hace sino acrecentar, una coherencia profunda entre pensamiento y acción, entre teoría y vida. Hoy es conocido que el Che que sale de Guatemala tiene un proyecto político definido. Durante la etapa guerrillera, y luego del triunfo de la Revolución cubana, este proyecto se corresponde con la izquierda del Movimiento 26 de Julio, tanto en sus aspectos internos como en sus definiciones internacionales…”
“En la sociedad cubana convergen e interactúan intereses, influencias y aspiraciones de muy diverso signo, refractados por una historia y una cultura de contrastes y singularidades. Este conjunto de factores, unido a la actual situación nacional en los planos regional y mundial, encierran una multiplicidad de interrogantes que hacen de Cuba uno de los laboratorios sociales más apasionantes de esta época. Los investigadores sociales cubanos tienen la tarea de identificar esas interrogantes y proponer respuestas. En esa tarea está implícita una fuerte responsabilidad hacia las raíces históricas y hacia el futuro. Su desempeño no está animado solo por la búsqueda de una racionalidad técnica, sino por una racionalidad orientada por los valores éticos de soberanía, equidad y libertad…”
Una reflexión sintética sobre algunas de las oportunidades y desafíos que le plantean a la proyección externa del socialismo que se construye en Cuba los abruptos cambios mundiales, regionales y nacionales de la última década. El texto sintetiza algunas de las tesis e hipótesis del ensayo inédito «El siglo XXI: oportunidades y desafíos para la Revolución cubana», cuyo primer esquema fue publicado bajo el título «Cuba: realidades y utopías», en Madrid-Cuba: Un puente de ONG (Madrid, 1996). Algunas de las ideas contenidas en este artículo también aparecen desarrolladas en «El Siglo XXI: 10 desafíos para la revolución cubana» (Análisis de Coyuntura, 1998).
Este panel —compuesto por una economista, un médico emigrado, un exdiplomático y un historiador— reflexiona sobre los acontecimientos que caracterizaron singularmente el año 1960 en Cuba, el conflicto social y político que se vivía y la naturaleza del proceso y de los acontecimientos. ¿Por qué se pudo llegar tan rápidamente a un punto en el que la radicalización del conflicto ya no tenía retorno? ¿Cómo y cuándo se alcanzó este punto? ¿Quiénes eran los revolucionarios? ¿Compartían las mismas ideas? ¿En qué medida estas creaban una ideología revolucionaria o cercana al socialismo? ¿Qué era para ellos el socialismo? ¿Quiénes se oponían a la Revolución? ¿Se identificaban con los Estados Unidos? ¿Qué significaba el anticomunismo? ¿En qué medida eran inevitables la velocidad y la polarización extrema que alcanzó el proceso en el transcurso de ese año? ¿Pudo haber sido diferente el cambio? ¿Menos rápido y polarizado? ¿Qué alternativas podrían haber ocurrido en esta historia?
El Tratado de economía marxista de Ernest Mandel, dirigente de la Cuarta Internacional, así como algunos artículos suyos, fueron muy apreciados por Ernesto Che Guevara en 1963, algo que le animaría a invitarlo a Cuba unos meses más tarde. Mandel critica los planteamientos de Stalin con relación con la" ley del valor" y rechaza las relaciones mercantiles entre empresas estatales ; apoya los estímulos morales y la importancia de la democracia socialista. Excepto en este último punto, que no fue abordado por Guevara, sus posiciones coinciden. En su primera visita a La habana en 1964, ambos se reunieron en varias ocasiones y tras su partida continuó manteniendo estrechas relaciones con Cuba. Durante su segundo viaje, en 1967, el encuentro no fue posible, lo que no impidió la publicación de varios artículos suyos en apoyo a la Revolución cubana y la OLAS. Ya en los años 90, prosigue su relación con Cuba denunciando los intentos de Moscú de apropiarse del legado del Che, expresando hasta el final de su vida su solidaridad con el pueblo cubano frente al bloqueo de los Estados Unidos y apoyando el reclamo de Fidel Castro al impago de las deudas ilegítimas.
El artículo muestra, en un recorrido histórico, las acciones realizadas por la dirección revolucionaria desde los albores del triunfo rebelde hasta la actualidad, dirigidas a desterrar el burocratismo, reprimir la burocracia —ambos heredados y hasta renacidos—, así como emprender una política de cuadros socialista. Se presentan consideraciones teóricas sobre la relación burocratismo-burocracia que remiten, sobre todo, a V. I. Lenin, quien legó numerosas reflexiones acerca de este problema y cómo enfrentarlo en la transición socialista. Para el caso cuban, se utilizan las informaciones sobre el tema incluidas en los libros Documentos de la Revolución Cubana 1959 a 1969; en especial, las ideas y acciones de Fidel Castro y Che Guevara para erradicarlos y desarrollar una política de cuadros socialista. Además, se avanza en el tiempo en un intento por esbozar la situación de enfrentamiento al burocratismo-burocracia y la política de cuadros desde 2011 hasta 2021.
“Desde el punto de vista histórico, la «transición democrática» se ha comportado de manera coherente con los intereses del capitalismo; es un proyecto político y económico complejo, rico en experiencias nacionales y en bibliografía documental y analítica. El presente trabajo pretende incorporar algunas reflexiones acerca de la «transición democrática» como proyecto político, en general, y como variante que se promueve contra la Revolución cubana, fundamentalmente desde los Estados Unidos…”
“El propósito de este artículo es abordar, desde el prisma del sujeto de la época, el modo en que el lenguaje expresa la progresiva subversión de valores ocurrida durante los primeros diecisiete meses de la joven Revolución cubana. Ello no implica abordar el lenguaje desde sus determinaciones semióticas o estructurales, sino como indicador de la contradictoriedad del cambio en la totalidad social. La ambivalencia del lenguaje permite tanto la incorporación de nuevos significados a viejos signos como el surgimiento espontáneo de otros completamente nuevos. El lenguaje, al cumplir con su función de designar lo real, es el vehículo que objetiva el acontecer de la convulsión social y le ofrece así al partícipe la posibilidad de nombrar los nuevos eventos en que está inmerso…”
“Desde hace siglo y medio, la «cuestión de los intelectuales» pasó a denotarse como «problema de los intelectuales», y, en algunos lugares y épocas, llegó a constituirse en lo que, parafraseando a Freud, podemos llamar «el malestar de los intelectuales». ¿Por qué «problema»? Puede avanzarse una primera respuesta que parece obvia: la persistencia del tema se debe a una razón de carácter ontológico-social. Dadas las características específicas del modo de producción capitalista, la clase obrera no puede producir natural o espontáneamente, sus propios intelectuales; pero los necesita, porque sin intelectuales no hay movimiento obrero, ni comunista ni revolucionario. Se crea así una dificultad que tiene que superar permanentemente…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2000, en la modalidad de Ciencias sociales)
“Con frecuencia, defendemos o cuestionamos el carácter legítimo de una institución, o de cualquier acción que se derive de ella, sin tener definido por anticipado qué entendemos por legitimidad, y este déficit se hace notar en arbitrariedades e incoherencias. ¿Por qué pensamos que unas instituciones son legítimas y otras no? ¿Qué legitima a unas instituciones y no a otras? ¿A partir de qué criterios legitimamos? ¿Quién o quiénes legitiman dentro del sistema social? Estas son las preguntas que motivan mis reflexiones, y que creo apuntan al centro de la cuestión…”
Se esbozan ideas respecto del Desarrollo Local articulado con el emprendimiento y el trabajo por cuenta propia. Con datos disponibles del municipio, se revisan aspectos del contexto político-legal para la gestión administrativa en el territorio, que favorecen pasar de una mirada asistencialista a una desarrolladora y de empoderamiento hacia las personas mayores, en reconocimiento de su dignidad inalienable. Como alternativa se plantea promover «emprendimientos senectus», se expresan algunas hipótesis de partida.
(Tercera Mención en el Premio Temas de Ensayo 2001, en la modalidad de Humanidades)
“En la instauración progresiva de las teorías culturales y estéticas derivadas del pensamiento marxista en la vida cultural cubana de la década de los 60 en adelante, Lunes de Revolución tuvo una resonancia ineludible. Si algún conflicto nos depara hoy Lunes, es su margen de credibilidad. Quien se le acerque como lector, puede tener la impresión de estar, al mismo tiempo, frente a un hecho en perfecta armonía con la época y las circunstancias en que se desarrolló (los inicios de la Revolución), y frente a un deliberado oportunismo cultural, favorecido por el entusiasmo que suelen generar los grandes acontecimientos históricos. Pero eso no es más que un buen estímulo para la interpretación de su legado. Se hace necesario recuperar Lunes para la historia de nuestra cultura desde el espíritu de la palabra y las relaciones contextuales…”
A mediados del siglo xx, en el epicentro de una campaña internacional de los medios de comunicación de la época, se vislumbraba a los jóvenes revolucionarios cubanos y a Fidel Castro, el Robin Hood, como líderes en el enfrentamiento al poder, representado por el régimen político militar. El segundo golpe de Estado de Fulgencio Batista generó una situación revolucionaria cuando en 1952 rompió con el sistema constitucional y el proyecto electoral chibasista...
Muy poco antes de ser asesinado, la última frase que Ernesto Guevara pudo leer fue «Ya sé leer». Estaba escrita en la pizarra de la humilde escuela de La Higuera, en lo profundo de Bolivia. Guevara no pasó por alto la falta de la tilde y así se lo hizo saber a Julia Cortés, la profesora del poblado. En el episodio hay una suerte de realización literaria: el Che, que tanta importancia le otorgó a la lectura como elemento potencial de formación revolucionaria, finalizaba su existencia leyendo y corrigiendo la frase, como si él mismo la escribiera. Lectura y escritura fueron dos componentes vinculados profundamente a su existencia, indispensables en su configuración en cuanto sujeto revolucionario. No obstante, ambos aspectos han quedado relegados ante la figura del «aventurero» y del «guerrillero» despojándolo, intencionalmente o no, de la radicalidad, la crítica y la forma literaria con las que forjó su visión del socialismo...
En ocasión del aniversario 150 del nacimiento de José Martí, Temas entrevistó a Armando Hart, dirigente histórico de la Revolución, antiguo ministro de Educación y de Cultura, actual director de la Oficina del Programa Martiano. Su visión sobre la historia de las ideas, el conocimiento social, la fe y la cultura del socialismo, junto a otros problemas, ofrece un testimonio excepcional.
La cuestión racial y sus implicaciones políticas en Cuba han estado en el centro de atención en los últimos años. Una parte representativa de la sociedad cubana ha generado recientemente discursos de conciencia racial y epistemologías antirracistas como resultados, directos o indirectos, pero positivos, del encuentro con las ideas de descolonización promovidas por diversos movimientos negros y por las (re)lecturas de intelectuales negros de la región. Este artículo explora críticamente, a través de la historia y el carácter multidisciplinario de los estudios culturales, las interconexiones regionales entre el Panafricanismo, el pensamiento social e intelectual caribeño y las expresiones de estas ideas en Cuba; se centra en la identidad, la conciencia negra y el efecto tangencial de la ideología política panafricanista en Cuba, en tres periodos diferentes. Argumento que las ideas difundidas por Marcus Garvey, Walter Rodney y Bob Marley proporcionan puntos de conexión ideológica en la evaluación de las conexiones transculturales entre Cuba y el Caribe anglófono.
Víctor Dreke es un archivo viviente. Hoy en día, a la edad de 87 años, su vida representa la historia de la Revolución cubana. Tenía 15 años cuando Fulgencio Batista dio un golpe militar. Fue en este momento que se unió a la resistencia contra la policía y el ejército del dictador. Una vez que la Revolución hubo triunfado asumió liderazgo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Luchó contra los grupos contrarrevolucionarios apoyados por los EE.UU. en Playa Girón y en las montañas del Escambray, y se unió al Che Guevara en el Congo. Trabajó con el brillante teórico Amílcar Cabral en Guinea Bissau y Cabo Verde, y entrenó a numerosos líderes de África en Cuba. Esta entrevista examina la vida de este hombre excepcional en el contexto de eventos extraordinarios.
Reseña crítica del reciente libro de Michael J. Bustamante, Cuban Memory Wars: Retrospective Politics in Revolution and Exile, que detalla argumentos y discusiones orales y escritas formulados tanto en Cuba como en los Estados Unidos sobre la Revolución cubana a lo largo de sus primeros veinte años. Este ensayo sostiene que lo mejor del libro de Bustamante es su énfasis en la movilización y la contestación de la historia y la memoria y que está menos desarrollado en aspectos referentes a género, raza, sexualidad y derechos humanos.
“La Revolución cubana emprendió el camino de profundas transformaciones, en las que el racismo y sus bases socioeconómicas y culturales quedaron muy maltrechas. Aunque la eliminación de la propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción, su nacionalización y socialización requiere un análisis más cuidadoso y detallado para develar su relación con la eliminación de las bases económicas y sociales del racismo y la discriminación, en tanto prácticas e ideologías, podemos afirmar que dio lugar a algunos cambios fundamentales. Como parte y resultado de dicho proceso, desaparecieron del panorama social las élites económicas, históricamente constituidas, en las que predominaban los blancos. Por su historia y posición socioeconómica, estos grupos eran mucho más susceptibles de sustentar y apropiarse de las ideologías racistas, y ponerlas al servicio de su dominación…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2004, en la categoría de Ciencias sociales)
“Con la Revolución cubana, los marcos del modelo de la institucionalidad democrática burguesa y de la idea prevaleciente sobre la democracia, el papel del intelectual como élite letrada y la propia concepción de la cultura, fueron desbordados por los nuevos habitantes de la ciudad política. La pérdida del respeto hacia ciertos valores del pasado propició, sobre todo, la rebelión cultural contra la propiedad privada y la caída de toda la fuerza simbólica que podía denotar aún aquella democracia representativa. Una nueva cultura en Cuba se iría creando por la ruptura de las jerarquías sociales: la igualdad como valor, el reconocimiento del derecho a la propiedad sobre la tierra y la vivienda a grandes segmentos poblacionales, la apropiación de la ciudad como espacio público real, la salida de los y las adolescentes del claustro familiar y su entrada masiva al ruedo de lo social, la universalización de la enseñanza, la relativa nivelación de los ingresos, la socialización de la economía, etc…”
“El desarrollo de la sociedad civil en Cuba se ha convertido en un tema bastante debatido. Para muchos, y especialmente para los grupos de derechos humanos, las organizaciones de disidentes representan su resurgimiento y un intento por parte de las autoridades cubanas de invalidarla; mientras que los de la izquierda alegan lo contrario. La cuestión va mucho más allá. En el estudio que presento se aborda el contexto del desarrollo de la sociedad civil en Cuba, a partir del surgimiento de grupos revolucionarios en su seno, a raíz de la revolución de 1959 hasta la actual oposición, auspiciada y financiada por los Estados Unidos, al gobierno comunista…”
Este artículo recorre las fértiles polémicas que, en los años 60 del siglo XX, giraron en torno a las políticas culturales cubanas.
El discurso de la modernidad sobre el desarrollo es una verdadera falacia y, por tanto, (re)pensar el desarrollo desde el sur y desde lo rural impone una deconstrucción sobre las ideas eurocéntricas, para ubicarnos desde otras epistemologías y prácticas, incluida la fractura que coloca una lectura feminista, que permiten la re-configuración de cómo pensamos el desarrollo rural y las ruralidades fuera de los márgenes del legado de la Revolución Verde.
Se ofrece un avance de una investigación más amplia acerca de la ganadería en Cuba y sus implicaciones socioambientales entre finales de la Segunda guerra mundial y el Período especial. Y se centra la atención en las estadísticas existentes acerca de la producción de leche al triunfo de la Revolución de 1959 y sus distorsiones por motivaciones políticas, en un contexto caracterizado por los debates, las políticas y las acciones para ampliar el consumo de proteína animal como símbolo del salto hacia el desarrollo económico.
“La realidad del trabajo doméstico remunerado está marcada por múltiples tensiones que provienen de sus características particulares: se desarrolla en la privacidad de un hogar, se convive con una familia ajena, para la cual se realizan tareas continuas, imprescindibles pero menospreciadas. Este ámbito favorece situaciones discriminatorias, de violencia verbal e incluso de cierta explotación del trabajo que sobrepasa los límites de cualquier jornada laboral. Estamos en presencia de una actividad difícilmente visualizada a nivel social, debido a su aislamiento, carente de relaciones asociativas y desprovista de amparo legislativo…”
En el presente texto se centra la atención en algunas de las características de la república pensada por José Martí, que sería fundada después de la guerra de liberación, concebida y preparada por el Partido Revolucionario Cubano, por lo que el más importante de los aspectos que tratar es la definición de dicha organización, fundada por él, lo que implica precisar sus objetivos.
(Palabras de presentación del número 50-51 de la revista Temas, La Habana, 20 de julio de 2007) “Comprendo, acepto, disfruto y de tan ingente y productivo esfuerzo de reflexión, análisis y disección y especulación me sirvo, cuando a mis manos llega una revista como este número de Temas; pero no solo la que ahora comento a mi manera, sino las otras muchas de las que, como una hazaña del heroísmo intelectual y político, han permitido llegar a este tan simbólico ejemplar. No olvido aquellas que han recogido temas tan importantes y provocadores como la cultura cubanoamericana, las relaciones conflictuales con el imperio, los avatares de la economía y sus relaciones con la y las ideologías, raza y racismo, sexualidad, el mundo de las márgenes, y siempre América Latina y USA en el trasfondo y en primer término…”
El artículo examina la naturaleza y el funcionamiento de los Consejos Comunales (CC) en Venezuela. Para ello, el autor revisa la literatura sobre participación ciudadana local y su situación actual en América Latina; esboza brevemente el recorrido histórico de la participación en Venezuela y el diseño institucional de los CC, y hace un balance de su puesta en práctica y eficacia; finalmente, esboza las perspectivas de futuro.
Las visitas de Jean P. Sartre a la Isla desplegaron un debate, aún vigente: ¿Qué ideología caracteriza a la Revolución cubana? En este artículo el autor analiza si en aquel momento, el filósofo francés vio este acontecimiento social, en construcción o no.
“El presente ensayo indaga el contenido revolucionario y político de la autoridad carismática de Fidel Castro, algo que se encuentra poco en la literatura. Me aparto del usual canon incontestado que solo presta atención al hombre y no a las políticas a que da origen su ejercicio del poder. Además, examino el contexto en que se produce la adopción de decisiones. La práctica objetiva de la Revolución es fundamental para hacer comprensible la autoridad carismática de Fidel Castro…”
El propósito de este texto es hacer un breve examen de la constitución del poder revolucionario en los primeros años de la Revolución cubana. Indaga en la capacidad del régimen surgido, tras el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, para consolidarse y reproducirse en el tiempo. el autor sostiene que ello fue posible, en gran medida, por el carácter extraordinario del poder emanado de una revolución política que deviniera, entre los años 1959 y 1963, un poder social hegemónico al servicio de los intereses de las grandes mayorías del país. Este examen no se propone historiar un período particularmente rico en acontecimientos, sino exponer la lógica del proceso que propició la constitución de un poder revolucionario incontrastable.
“Conversando en un café de Little Havana o en la sala de su casa en Coral Gables, me ha impresionado la estructuración de su discurso, revelador de un largo oficio de periodista. Se detiene en los más arduos temas con un tono casi didáctico, sin rebuscamientos teóricos, aunque con una armazón conceptual y un orden lógico que no abandona, incluso cuando entra en digresiones. La intensidad de sus ideas y la precisión de sus argumentos, muchos de ellos altamente polémicos, se mantienen intactos...”
Muy probablemente, el lector tenga en sus manos la única entrevista que Manuel Ray haya concedido nunca a ninguna publicación, donde se aborden ciertos temas claves para entender la política del anticastrismo. Protagonizada por los Estados Unidos, con la activa participación de otros actores no tan secundarios, esta política compleja se extendería, desde 1959 y la crucial década de los 60, sobre los años posteriores, y haría sentir algunas de sus repercusiones hasta el presente. Aun con sus vericuetos, omisiones y contradicciones, este testimonio tributa al conocimiento de esa larga historia.
En el presente artículo se examinan dos asuntos: las razones por las cuales el gobierno de los Estados Unidos apoyó en forma encubierta a la contrarrevolución cubana y por qué esa política se tornó contraproducente. El gobierno toleró y, en algunos casos, pagó a los emigrados contrarrevolucionarios debido a que, a raíz de la invasión de Bahía de Cochinos, en abril de 1961, los dirigentes políticos norteamericanos no habían ideado otra política factible para derrocar el régimen comunista de Fidel Castro. Los exiliados cubanos llenaron este vacío político.
“En su primer mensaje como ministro de las FAR, Raúl Castro indicó claramente que la Revolución tomaría su defensa en serio: «Nunca estaremos satisfechos hasta que con nuestra organización, y contando siempre con la colaboración irremplazable del pueblo de Cuba, nuestro país pueda hacerse respetar militarmente por pequeños y poderosos». Hizo realidad sus palabras. Estas podían haberse aplicado igualmente a extranjeros y cubanos, porque ya se acumulaban dentro del país aquellos que se oponían, a brazo partido, al experimento revolucionario. Esa oposición ya había tomado las armas y obtenido el apoyo de elementos en los Estados Unidos. Y las relaciones con este país, antes tensas por causas políticas y económicas, esencialmente, ahora verían también la defensa como una fuente importante de conflicto…”
La entrada en Checoslovaquia de fuerzas militares de la Unión Soviética y otros países miembros del Tratado de Varsovia en 1968, así como los sucesos que se derivaron de este hecho, pusieron en grave peligro la seguridad de la nación cubana y sus logros revolucionarios. A cuarenta años de aquellos sucesos, habría que irse mucho más atrás en la historia para explicar juiciosamente lo que había ocurrido en Checoslovaquia y cómo repercutía en Cuba; pero, a los efectos de este artículo, el autor se retrotrae solo a los inicios de la década de los años 60 del siglo XX en la república socialista de Checoslovaquia, cuando el proceso llamado de desestalinización comenzaba a tomar un segundo aire en la Unión Soviética y en los países socialistas de Europa oriental.
Este ensayo pretende comentar los grandes debates de la década de los 60 en Cuba y reflexionar sobre su impacto en las políticas públicas. No se busca hacer un análisis exhaustivo de su contenido, sino más bien dar cuenta del perfil de los actores que participaron y ubicarlos a ellos y a los propios debates en el contexto nacional y la lucha dentro de la Revolución, así como relacionarlos con la situación internacional en la cual se desarrollaron. Las confrontaciones se realizan impulsadas por el propio gobierno o por ciertos actores políticos, con la intención de influir en determinadas decisiones; en este sentido resulta relevante analizar su impacto.
“El ataque sudafricano contra Cassinga es un episodio en la guerra de liberación de África austral, cuya historia ha sido generalmente ignorada por los estudiosos. Lo poco que se ha escrito depende casi exclusivamente de fuentes occidentales. Esto conduce inevitablemente a un enfoque etnocéntrico que está presente incluso en los trabajos de los investigadores escandinavos del Afrikainstitutet de Uppsala. Es la adición de las fuentes de Cuba, África y el antiguo bloque soviético lo que nos ha permitido llegar a una comprensión más exacta de esa lucha en África y, más generalmente, en el Tercer mundo. Utilizando este enfoque, analizo la contribución de Cuba a la independencia de Namibia. Solo ofrezco algunas instantáneas; un informe completo aparecerá en mi próximo libro, Misiones en conflicto,,,”
“En 1972, con la integración al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), Cuba quedó incorporada a la división internacional socialista del trabajo. Los países del Consejo concentraron durante más de treinta años, el monto fundamental de su comercio exterior, y aportaron, en lo esencial, los medios financieros, la asistencia técnica y tecnológica, así como las perspectivas del futuro desarrollo económico-industrial del país…”
“El nivel de desviación de un sistema institucional respecto del orden normativo que lo genera es medida de la legitimidad del conjunto, pues define la coherencia con que relaciona sus fines y sus medios. Como muchos otros, el constitucionalismo cubano cuenta la historia de su particular desviación, la tradición de siglos resumida en Cuba con la frase «la ley se acata, pero no se cumple». Para enfrentar el desafío de reunir la ley con la práctica política, el socialismo cubano carga complejas herencias: la tradición colonial, la historia de la desustanciación del republicanismo liberal y el relato del socialismo históricamente existente sobre la «democracia socialista»…”
“No resulta fácil aproximarse desprejuiciadamente desde las ciencias sociales, sin condicionamientos ateizantes ni apologéticos, a una institución tan compleja y multifacética como la Iglesia católica, apostólica y romana, de larguísima historia, donde la tradición sigue pesando tanto, para analizar sus encuentros y desencuentros con un proceso político tan radical como la Revolución cubana, que arriba al medio siglo. Los desencuentros entre la Iglesia católica y el Gobierno revolucionario se iniciaron desde 1959, se acrecentaron con la proclamación socialista de la Revolución y se institucionalizaron con la Constitución de 1976, que declaró el carácter ateo del Estado. Los especialistas coinciden en que el campo religioso cubano en estos cincuenta años registra significativos cambios, caracterizándole la mayor pluralidad y acentuada movilidad…”
La reseña del libro Contra Batista de Julio García Oliveras es un análisis de las memorias del autor sobre las luchas del Directorio Revolucionario y de la Federación Estudiantil Universitaria de La Habana en la década de los 50, así como de los principios ideológicos y culturales que informaban a su dirigencia. En ella se valora la visión del autor sobre los principales hechos revolucionarios acaecidos, entre otros acontecimientos.
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