“Para entender a los Estados Unidos y lo que ocurre «adentro» de su régimen político, un latinoamericano debe comenzar por asumir las distintas lógicas que tienen nuestras respectivas historias. En nuestra región abundaron los ensayos y proyectos antimperialistas, pero se mantuvo constante ese déficit del conocimiento acerca de la forma en que se adoptaban las decisiones en la Casa Blanca, el Capitolio y los mayores estados de la Unión, así como del quehacer y la influencia de los principales actores privados. Solo dos países pueden considerarse excepciones dentro de esta tendencia: México y Cuba…”