miércoles, 03-07-2024
"Desde la década pasada, la sociedad civil, un concepto del pensamiento político clásico, comenzó a utilizarse extensamente, no solo en la teoría política latinoamericana, sino también en el lenguaje político común. Se trata de un fenómeno que tiene conexiones internacionales más vastas, y que se asocia a los llamados procesos de globalización y de transnacionalización económica. El concepto, en su uso recurrente, se presenta con imprecisiones y ambigüedades, como resultado de su polivalencia y de sus significados a veces excluyentes entre sí. El propósito de este texto no es discutir esos desacuerdos, ni siquiera proponer una definición que enmarque el concepto, sino tratar de identificar a qué se hace referencia, en Cuba, cuando se habla de sociedad civil..."
"El concepto de sociedad civil es instrumento no solo de análisis, sino también de proyecto. Es decir, se construye y se utiliza desde una determinada intencionalidad. No solo para fundamentar y legitimar (o no) un cierto estado de cosas, sino también para enunciar y describir un ideal social que funciona como horizonte de referencia. Una clase o grupo social puede ejercer su dominio sobre el conjunto social porque es capaz no solo de imponer, sino de hacer aceptar como legítimo ese dominio por los demás grupos sociales. El componente esencial de esa hegemonía es precisamente la sociedad civil, entendida como el espacio donde se producen y difunden las representaciones ideológicas..."
“El estudio de las formas concretas en que los inmigrantes chinos desarrollaron su existencia en Cuba, ofrece un interesante material para la comprensión de su organización social y del proceso de asimilación natural al medio social cubano contemporáneo…“
“La expresión «sociedad civil» ha devenido moneda corriente en la dinámica social contemporánea, en los medios de comunicación y en los actores de la política. Con frecuencia asociada, sin más, con la democracia, hay incluso cierto mesianismo implícito en muchos de los usos actuales del término, que recuerdan el papel emancipador asignado alguna vez a la razón, el mercado, el proletariado, el pueblo... La generalización del uso está acompañada por una marcada vaguedad. En algunos casos simple sinónimo de lo social, en otros apuntando a algunos actores específicos, en otros más aludiendo de manera dicotómica a todo lo que no es Estado, a veces como una especie de equivalente más o menos sofisticado de lo que antes se llamaba «opinión pública»…”
El propósito de este panel es, tomando como referentes los conceptos y el enfoque teórico de Antonio Gramsci, examinar la problemática de la hegemonía y la sociedad civil en el contexto contemporáneo. Aprovechando la presencia de participantes cubanos e italianos, se trata de analizar la cuestión --central en el pensamiento gramsciano-- de los modos de subvertir la hegemonía del capitalismo y de la burguesía, desde la perspectiva de dos contextos nacionales muy diferentes. Partir de Gramsci no tiene la intención de hacer una arqueología del saber, sino plantearnos qué nos puede decir su pensamiento a los cubanos y a los italianos en esa confrontación global.
“Trazar un mapa aproximado de lo que se piensa en Cuba sobre sociedad civil, es el propósito fundamental de la serie de entrevistas. El interés de reunir estas «ideas de otros» sobre este tema, reside en primer lugar en sistematizar el pensamiento cubano en torno a él, y brindar una noción más o menos global de los senderos por los que transita el debate en Cuba; y, en segundo lugar, para que a través de la fisonomía de dossier de estas entrevistas se facilite la posibilidad de hacer lecturas comparativas, visualizar coincidencias y discrepancias, y reflexionar sobre otros posibles rumbos de análisis en torno a la sociedad civil…”
¿En qué medida los acontecimientos de 1898 tuvieron una significación trascendente para nuestra sociedad o fueron simplemente sucesos políticos que no cambiaron, en lo fundamental, el proceso que se venía produciendo? Esta pregunta solo encontrará respuesta en la medida en que se analice la historia profunda de la sociedad cubana durante los años precedentes. Este trabajo abordará algunos aspectos del contexto social a finales del siglo XIX cubano. No pretende arribar a versiones terminadas, sino solo mostrar algunas de las múltiples complejidades por las que esa sociedad debió atravesar.
Se analiza las deficiencias que existen debido a la utilización de la figura del trabajador por cuenta propia (TCP) como principal forma jurídica actual del sector privado para ramas no agrícolas, así como las ventajas de agruparlo en empresas. Se propone la creación de sociedades de responsabilidad limitada (ERL), variante utilizada en muchos países con resultados positivos, y la emisión de una ley específica para tal fin, como la mejor alternativa para la creación de micro, pequeñas y medianas empresas privadas en Cuba. Dado el carácter novedoso y abarcador de la legislación a implementar, se recomienda que permita una gran flexibilidad y agilidad para la creación y operación de las ERL, así como que especifique explícitamente sus obligaciones en materia de facturación y contabilidad certificada.
Este panel versa sobre los problemas de la filosofía en Cuba y analiza un conjunto de cuestiones, problemas, inquietudes, que se presentan en la filosofía a nivel mundial, y en Cuba específicamente. Aborda, además, las problemáticas y las relaciones de la filosofía con otras ciencias y, de manera específica, con la sociedad cubana.
“«Trabajadores de Antillana de Acero solicitamos intervención». Como forastero, me sorprendió ver, en La Habana, a principios de los años 60, lemas como este colgados en diferentes centros de trabajo. No atiné a comprender en qué consistía esa «intervención» ni por qué los trabajadores la solicitaban, en lugar de otra cosa. Pude saber que la pedían al gobierno revolucionario, en el cual confiaban. Confundí la intervención con la expropiación: se me aclaró que era la administración temporal de una empresa privada, por el gobierno, de acuerdo con una ley que existía antes del triunfo de la Revolución. Cuando, unos meses más tarde, de hecho llegó la expropiación, y me dijeron que en el pasado quienes mandaban en el país eran los ricos y los Estados Unidos, se me hizo todavía más difícil entender la aprobación de una medida tan peculiar como la intervención. Develar ese misterio me costó estudiar la compleja trayectoria del Estado cubano y su relación con las luchas populares del país…”
“Cuba, país obsesionado por la historia, tiene monumentos a sus grandes próceres, como Martí, Maceo y Gómez. ¿Dónde están los monumentos a sus grandes creadores musicales? ¿No dijo el Maestro que donde mejor se revela el alma de un pueblo es en su música? Ella es nuestra religión nacional. Tal vez los instrumentos de la memoria colectiva requieren de otros acercamientos…”
(Síntesis del libro La SAR. Historia de una mediación (1952-1958), publicado por la Editorial de Ciencias Sociales en 2003).
“El 28 de abril de 1948 se fundó la Sociedad de Amigos de la República (SAR). A fines de los años 40, la república neocolonial atravesaba por un momento crítico: los gobiernos conducidos por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) eran responsables de la inestabilidad que predominaba dentro del sistema parlamentario burgués, la mayoría de los partidos tradicionales habían perdido consenso público y comenzaban a manifestarse los primeros brotes de rebeldía popular en las campañas públicas que condujo Eduardo Chibás, líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). La corrupción administrativa y la manifiesta ingobernabilidad de las autoridades auténticas habían puesto de relieve que las instituciones burguesas de poder estaban afectadas por una crisis profunda. Por esos años la SAR aconsejaba aplicar un conjunto de reformas para reforzar la hegemonía política e ideológica de la burguesía; pretendía imponerle orden a la República neocolonial…”
(Mención especial en el Premio Temas de Ensayo 2001, en la modalidad de Humanidades.)
“Cuando «lo marginal» llega a convertirse en central, todo se relativiza en una bastante homogénea «lateralidad social». Por esta vía puede aducirse que la sociedad cubana vive en el borde, en el espacio lascivo y ahorita planimétrico de lo lateral. Los lados se extienden hasta el todo; los márgenes dejan de serlo. Muchos de los valores que una antropología escrita desde la alta cultura consideraría degradados, impertinentes, truecan el estigma en prestigio y confirman la marginalidad como una fuente de hallazgos y realizaciones donde, en ocasiones, el propio antivalor genera el valor…”
(Mención especial en el Premio Temas de Ensayo 2001, modalidad de Ciencias sociales)
“Un nuevo paradigma de las ciencias, incluidas las sociales, se viene conformando en los últimos tiempos: el de la complejidad. Nuevas elaboraciones que expresan las relaciones múltiples y diversas del entramado social, en un contexto de racionalidad e incertidumbre combinados, cristalizan como visión universal de los fenómenos interconectados, en sus cursos a veces sorprendentes y, en parte, impredecibles. En el caso de Cuba, con acosos y peligros, incomprensiones, orgullos y retos, el camino imaginario de la felicidad queda abierto en la dimensión de lo posible. La sociedad compleja impone nuevos derroteros. Requiere del papel protagónico de sus actores sociales diversos, de la concertación de los intereses individuales y colectivos, de la conformación de una identidad nacional a la vez múltiple y esencial, de nuevas formas de participación y acción social…”
“Cuando hablamos de la cultura del consumo nos referimos, por lo común, a dos tipos de prácticas sociales: los hábitos de los usuarios que conforman su demanda y, en un sentido más amplio, la mentalidad que acompaña a las sociedades cuya construcción de identidades gravita en torno a los significantes, mitos y proyecciones que el mercado posindustrial provee. El presente artículo trata de dar cuenta de algunos rasgos del nacimiento de esta segunda acepción en el contexto norteamericano de finales del XIX, de la mano de algunas de las visiones que un analista de excepción —el José Martí corresponsal de varios diarios latinoamericanos—, acuñó de manera tan crítica como brillante…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2000, en la modalidad de Ciencias sociales)
“Con frecuencia, defendemos o cuestionamos el carácter legítimo de una institución, o de cualquier acción que se derive de ella, sin tener definido por anticipado qué entendemos por legitimidad, y este déficit se hace notar en arbitrariedades e incoherencias. ¿Por qué pensamos que unas instituciones son legítimas y otras no? ¿Qué legitima a unas instituciones y no a otras? ¿A partir de qué criterios legitimamos? ¿Quién o quiénes legitiman dentro del sistema social? Estas son las preguntas que motivan mis reflexiones, y que creo apuntan al centro de la cuestión…”
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