“En la obra de Pedro Juan Gutiérrez tenemos la existencia de un nivel paralelo, un mundo que desconoce al otro y sin embargo convive con él, una experiencia vital y existencial de sectores dispersos que no viven la marginalidad como resultado del rechazo, el claustro o el encierro, sino que actúan en una especie de subcultura, favorecida en este caso por sus deplorables condiciones económicas. Ahora no estamos en presencia de pequeñas ventanas, abiertas de pronto a una singularidad, sino de espacios autónomos, parcelas y zonas de silencio que conviven en aparente armonía con el mundo de la corriente principal…”