domingo, 13-10-2024
"La interrelación entre historia del arte y pensamiento teórico-filosófico sobre el arte explica su génesis como disciplina humanística en facultades e institutos de filosofía. Serán los alemanes y los austríacos --a través de publicaciones, instituciones y dentro del espacio académico-- los que desplegarán un trabajo sistemático sobre este saber y sentarán pautas y modelos para otros países y latitudes. El término historia del arte, si bien tiene un enunciado genérico, comprende fundamentalmente las artes plásticas. Esta concepción tuvo su origen en el Renacimiento, cuando las artes de la piedra y el color ascienden al rango de la retórica y la poética. Quedó así fijado un concepto que se ha generado históricamente y se ha formalizado hasta hoy día en las universidades de casi todo el mundo occidental, aunque en la práctica académica se hayan rebasado los límites genéricos..."
"El concepto de sociedad civil es instrumento no solo de análisis, sino también de proyecto. Es decir, se construye y se utiliza desde una determinada intencionalidad. No solo para fundamentar y legitimar (o no) un cierto estado de cosas, sino también para enunciar y describir un ideal social que funciona como horizonte de referencia. Una clase o grupo social puede ejercer su dominio sobre el conjunto social porque es capaz no solo de imponer, sino de hacer aceptar como legítimo ese dominio por los demás grupos sociales. El componente esencial de esa hegemonía es precisamente la sociedad civil, entendida como el espacio donde se producen y difunden las representaciones ideológicas..."
“Hace apenas medio siglo en la mayor parte de las universidades latinoamericanas, era rara avis la existencia de una cátedra o equipo de investigación que se dedicara al estudio de las ideas filosóficas de la región o del país en cuestión. En Europa o Norteamérica tampoco era común que existieran, con ese grado de especialización, cátedras sobre la filosofía de sus propios países. No eran muy necesarias, pues era lógico que los profesores se viesen precisados, de una forma u otra, a incluir dentro de sus estudios y lecciones a los representantes de sus respectivas culturas por su condición de clásicos imprescindibles; y hasta los filósofos de menor talla eran nombrados o se les dedicaba alguna que otra atención para demostrar que los gigantes también tenían subalternos y dejaban discípulos mayores y menores…”
“La crisis actual del marxismo es inseparable de su historia y del peso de su propia tradición. La vigencia del marxismo se presenta como una cuestión íntimamente ligada al proceso que va desde sus orígenes y ulterior desarrollo hasta los más recientes avatares del movimiento revolucionario. El estado actual resulta, pues, inseparable de la huella que ha dejado su movida historia, donde no escasea la regeneración de retos inéditos. Es precisamente esa historia compleja, plena de paradojas y de alzas y bajas la que, en sus desplazamientos recientes, ha creado un puntal justificativo fundamental para el sostenimiento de las posiciones que ignoran o, más directamente, se oponen al marxismo…”
“La historia política y de las ideas cubana de los últimos 70 años registra una extraordinaria paradoja en lo tocante al tema de la izquierda. Los sentimientos e ideas de izquierda se arraigaron durante la Revolución del 30; después, la gran revolución que triunfó en 1959 legitimó y multiplicó esas ideas y sentimientos, y los ligó a innumerables aspectos de la vida de las personas y del país. Pero esa larga historia ha sido responsable, a la vez, del ensombrecimiento del tema de la izquierda, que comenzó desde el fin de la Revolución del 30. La gran revolución que promovió avances inmensos de la cultura política cubana --signados todos por la pertenencia de izquierda terminó por agudizar al extremo esa paradoja…”
“La presencia del marxismo en la vida política y cultural de Cuba tiene una historia relativamente larga. Líderes obreros, estudiantes y destacados intelectuales identificados con él dejaron, con su actividad revolucionaria y su producción teórica y literaria, una huella en nuestra historia y cultura nacional. Figuras como las de Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau o Raúl Roa, por solo mencionar algunas, desempeñaron un significativo papel durante la pseudorrepública en la defensa de las masas trabajadoras y de los intereses nacionales…”
“El debate sobre el tema del marxismo en la Revolución cubana es mucho más complejo que lo que traslucen el discurso ideológico, el sistema de enseñanza y el movimiento editorial y publicístico. Sobre todo porque la reflexión crítica, que vuelve a abrirse paso en los últimos años, no cuenta aún con espacios ni con estímulo suficientes para calar con la hondura necesaria en el trayecto mismo de nuestra historia reciente, tan saturada de entrega y heroicidad que la apologética parecería a veces estar de más…”
“Para quienes la intrincada selva de las ideas martianas devino punto de partida en la iniciación revolucionaria, la teoría de la revolución y el modelo de sociedad resultaron más accesibles en primera instancia que aquellas otras aristas teórico-metodológicas que, no obstante, no dejaron de ser asimiladas en cierta forma, aunque al parecer, de manera fragmentaria, no sistémica, en la misma medida en que fueron comprendiendo la significación en el presente de los geniales descubrimientos martianos. La comprensión cada vez más profunda del ideario martiano por los revolucionarios que le sucedieron en Cuba en este siglo, fue en sí misma un proceso dialéctico que requirió de la conjunción de diversos factores…”
“Como del sustantivo posmodernidad se desprende a su vez el término —que porta el controvertido sufijo «ismo»— posmodernismo, estrechamente relacionado con la situación cultural y espiritual de esa secularización posmoderna de nuestro tiempo, cabría preguntarnos: ¿puede hablarse de posmodernismo en Cuba, país que asume en todos sus frentes como única y hegemónica ideología la del «marxismo comunista»? ¿Marxismo y posmodernismo en Cuba?
En el presente artículo, sin pretender agotar las formas concretas con que se ha presentado el socialismo en diferentes países (lo cual sería imposible, por los aspectos culturales, sociales e históricos que participan en su concreción), se señalan características del diseño que, aunque particularmente agudas en Europa Oriental, han afectado también a nuestro país, si bien no todas están presentes en Cuba, como diferenciadamente se precisa en el curso del trabajo.
“Este final de siglo es una época de crisis. La conciencia de la crisis, la percepción de su existencia, tiñe todos los discursos y formas de expresión del hombre actual. En sus muy distintas manifestaciones es, por sobre todas las cosas, una crisis del sujeto, una crisis de la subjetividad humana. Los modelos producidos y distribuidos socialmente para que los hombres se piensen a sí mismos, piensen la realidad circundante y se representen sus metas, no logran ya cimentar la búsqueda de la identidad en los seres humanos contemporáneos, navegantes sin brújula en un piélago de dudas y desafíos sin precedentes…”
Mención en el Premio Temas de Ensayo 1998, en la modalidad de Ciencias sociales. “Si convenimos en que la tradición democrática progresista no es, precisamente, la que está subsumida en la institucionalidad hoy hegemónica, habría que admitir también que el liberalismo contemporáneo puede abjurar de los momentos progresivos de esa tradición sin perder su capacidad legitimadora, aun en un contexto de abandono de muchas de sus concesiones democráticas. De esta manera, la identificación del liberalismo con una peculiar morfología institucional de la producción y de la política del Estado capitalista obvia las potencialidades ideológicas de una «doctrina-camaleón» capaz de ajustar sus fundamentos a cada evolución histórica del régimen que sustenta…”
La pandemia del COVID-19 suscita reflexión, estudios, debates, y grandes controversias. Por un lado, los científicos de la Biología, la Medicina, Virología, y la Epidemiología buscan respuestas sobre el virus y cómo conocer y contrarrestar su potencial de infestación, patógeno, y pandémico; por otro lado, se consideran las políticas de los gobiernos, y la respuesta de los ciudadanos ante tal emergencia sanitaria. El artículo explora las cuestiones filosóficas implicadas; algunas de índole ontológica y epistemológica que atañen a si los virus deben ser considerados partículas o seres vivos; y otras, a la ética de las políticas que estipulan los países y gobiernos en su respuesta a la circunstancia. Apelando a un número de filósofos contemporáneos, llama la atención a las limitaciones y consecuencias del reduccionismo filosófico, tanto en ciencia como en política ante la pandemia.
Este panel versa sobre los problemas de la filosofía en Cuba y analiza un conjunto de cuestiones, problemas, inquietudes, que se presentan en la filosofía a nivel mundial, y en Cuba específicamente. Aborda, además, las problemáticas y las relaciones de la filosofía con otras ciencias y, de manera específica, con la sociedad cubana.
(Reseña de Filosofía del Derecho, de Julio Fernández Bulté, 1997)
“Durante casi treinta años las universidades cubanas prescindieron de la Filosofía del Derecho. El retorno debe mucho al vigor intelectual del Doctor en Ciencias Jurídicas, Julio Fernández Bulté, quien además de abogar por la disciplina, se propuso escribir sobre ella y en 1993 dio sus manuscritos a la imprenta. Filosofía del Derecho acabó por ver la luz en la Feria del Libro de 1998 y poco después llegó a la Facultad de Derecho, donde los estudiantes de nuevo ingreso reciben ahora las lecciones que antes correspondían al cuarto año…”
El texto repasa, desde una perspectiva histórica, las tendencias del pensamiento cubano y su evolución durante los casi 57 años de República burguesa. “Pero emprender un recorrido por los escabrosos senderos de las tendencias intelectuales e ideológicas no marxistas más significativas para el desarrollo de la cultura y la conciencia nacionales, en los años de vida de la República mediatizada, entraña siempre el riesgo de hacer valoraciones absolutas o esquemáticas sobre el papel desempeñado por los portadores materiales de esas tendencias: los pensadores. Sobre todo, porque esta excursión por las ideas en la Cuba neocolonial tiene lugar a 40 años de su disolución efectiva por medio de una revolución triunfante que logró, por primera vez en nuestra historia, la soberanía plena de la nación e instauró niveles de igualdad y justicia social, insospechados hasta ese momento, en el territorio insular...”
(Premio Temas de Ensayo 2001, en la categoría de Ciencias sociales)
“La racionalización de la sociedad moderna, en la medida que aparenta dar forma al sentido común, y la tecnificación de la vida humana, parecen dejarnos el desafío de cómo no reducirnos a una maquinaria más dentro de la cadena de sistemas cada vez más especializados y específicos en un contexto de homogeneización, uniformización y consiguiente pérdida de libertad; preocupación que permeó los intereses de la teoría crítica hace algunas décadas. De la misma manera, la racionalización de la cultura moderna deja el desafío de interrogarnos cómo puede mantenerse integrada una sociedad en un contexto de creciente fragmentación, de multiplicidad, de relativismo y pérdida de sentido…”
“En los últimos años del siglo xx, hubo un cambio significativo en la sensibilidad y las perspectivas de críticos y artistas. De hecho, me atrevería a decir que se está gestando un nuevo tipo de trabajador cultural, asociado a políticas de la diferencia. Estas nuevas formas de conciencia intelectual permiten vislumbrar una reconcepción de la vocación de crítico y artista, que trata de socavar las divisiones del trabajo prevalecientes en la academia, los museos, los medios masivos de difusión y las redes de galerías, aunque mantienen modos de crítica en ubicua comercialización de la cultura en la aldea global. Los rasgos que distinguen a las nuevas políticas culturales de la diferencia son condenar lo monolítico y lo homogéneo en nombre de la diversidad, la multiplicidad y la heterogeneidad; rechazar lo abstracto, lo general y lo universal, a la luz de lo concreto, lo específico y lo particular; e historiar, contextualizar y pluralizar, poniendo énfasis en lo contingente, lo provisional, lo variable, lo tentativo y lo cambiante…”
(Mención especial en el Premio Temas de Ensayo 2001, modalidad de Ciencias sociales)
“Un nuevo paradigma de las ciencias, incluidas las sociales, se viene conformando en los últimos tiempos: el de la complejidad. Nuevas elaboraciones que expresan las relaciones múltiples y diversas del entramado social, en un contexto de racionalidad e incertidumbre combinados, cristalizan como visión universal de los fenómenos interconectados, en sus cursos a veces sorprendentes y, en parte, impredecibles. En el caso de Cuba, con acosos y peligros, incomprensiones, orgullos y retos, el camino imaginario de la felicidad queda abierto en la dimensión de lo posible. La sociedad compleja impone nuevos derroteros. Requiere del papel protagónico de sus actores sociales diversos, de la concertación de los intereses individuales y colectivos, de la conformación de una identidad nacional a la vez múltiple y esencial, de nuevas formas de participación y acción social…”
“Desde hace siglo y medio, la «cuestión de los intelectuales» pasó a denotarse como «problema de los intelectuales», y, en algunos lugares y épocas, llegó a constituirse en lo que, parafraseando a Freud, podemos llamar «el malestar de los intelectuales». ¿Por qué «problema»? Puede avanzarse una primera respuesta que parece obvia: la persistencia del tema se debe a una razón de carácter ontológico-social. Dadas las características específicas del modo de producción capitalista, la clase obrera no puede producir natural o espontáneamente, sus propios intelectuales; pero los necesita, porque sin intelectuales no hay movimiento obrero, ni comunista ni revolucionario. Se crea así una dificultad que tiene que superar permanentemente…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2001, modalidad de Humanidades)
“Por cuidar la esperanza de los mejores tiempos, supo María Zambrano guardar los saberes antiguos para hacerlos llegar, en las claves de su pensamiento, hasta la reflexión de nuestros días. De ahí la singularidad con que se palpa una muy particular «filosofía de la vida» en su propuesta —seguida y luego escindida— del racio-vitalismo orteguiano. Su nueva «razón poética» es una «razón mediadora» que modula y acerca su discurso a una fuente auténtica de sabiduría…”
Este simposio aborda un grupo de problemas centrales para la comprensión del imperialismo contemporáneo, tanto desde el punto de vista teórico, como político y estratégico. Aunque algunos autores contemporáneos han asumido que tal fenómeno ha dejado de existir —y en su lugar ha aparecido algo llamado «la globalización»—, aquí se parte, por el contrario, de que existe hoy en una medida inusitada, y se trata de averiguar precisamente en qué consiste. Participan tres destacadas personalidades del pensamiento social y político contemporáneo. El resultado ha sido este texto compacto y rico en interpretaciones de fondo sobre el fenómeno imperialista.
“El objetivo de este trabajo no puede ser el de presentar, en unos cuantos y apretados brochazos, la obra de Michel Foucault. Contra ello conspira su vastedad y complejidad. Como tampoco lo es el de hacer la historia de su recepción en Cuba, porque apenas se ha dado. Lo peor no es que para muchos de nuestros intelectuales el nombre del teórico francés sea una referencia exótica, sino que el eje de sus preocupaciones —los efectos constitutivos del poder y la dominación sobre todas las formas de actuación y pensamiento humanos, la relación entre el poder y la construcción de los saberes y los modos del pensamiento, el estatuto epistemológico de la política y las funciones políticas del conocimiento—, constituya para ellos un continente no ya inexplorado, sino ni siquiera sospechado. Enclaustrados en la mazmorra gnoseológica de las ciencias sociales, la importancia de la teoría crítica y de sus principales cultores sigue sin motivar a los que no saben o no quieren saber la significación de la reflexión sobre las condiciones de posibilidad de las producciones humanas…”
“En Cuba no podemos hablar, dentro de la tradición de pensamiento, de filósofos «puros», sino de hombres volcados a la acción civil o patriótica, pedagógica, científica, política, cuyos pensamientos condujeron a formar una conciencia común y a cimentar las bases de un pensamiento que calzaría tanto la acción individual como la colectiva.
(Tomado de Alternatives Sud, v. X, n. 4, Lobaina la Nueva, Bélgica, 2003) “Las discriminaciones contra las mujeres son las mismas en todos los países y regiones. Solo se diferencian en cuanto a su intensidad. En otras palabras, en ningún país las mujeres reciben el mismo trato que los hombres. La diversidad y la especificidad de la situación de las mujeres africanas permiten evitar las generalizaciones apresuradas y los estereotipos extraídos del traslado a África de los problemas, soluciones e instituciones nacidos a lo largo de la historia de Occidente. Por supuesto, el movimiento feminista, así como las asociaciones culturales o los partidos metropolitanos, son proclives por naturaleza a prolongarse en África. Al ocurrir esto, tienden a asimilarnos a la psicología y la experiencia histórica europeas…”
“En años recientes, ha ocurrido una verdadera explosión discursiva con respecto al concepto de «identidad», en el mismo momento en que ha sido sometido a una aguda crítica. ¿Cómo se explica esta paradoja? ¿A quién le hace falta continuar el debate sobre la «identidad»? Hay dos formas de responder esta pregunta. La primera es distinguir lo que hay de característico en la crítica deconstructiva a la que han sido sometidos muchos de estos conceptos esencialistas. A diferencia de las formas de crítica enfiladas a sustituir conceptos inadecuados por otros más «verdaderos», o que aspiran a producir conocimiento positivo, el enfoque deconstructivo pone conceptos claves «bajo el borrador». Esto indica que, en su forma original y no reconstruida, ya no son útiles como «herramientas para pensar»…”
(Premio Temas de Ensayo 2004, en la modalidad de Ciencias sociales) “No han sido pocos los debates sobre los valores y el sentido de la vida en el filosofar latinoamericano, aunque se omiten con frecuencia en los estudios sociales. El pensamiento cubano no escapa a esa omisión. Sin embargo, el debate filosófico en torno a esta problemática conjuga, de modo particular, la reflexión teórica con la realidad inmediata del acontecer cubano. No se trata tan solo de una conjugación que intente preparar o cristalizar juicios críticos para conceptualizar el devenir histórico y cultural, sino de un proceso integrador de los múltiples elementos que conforman la compleja urdimbre social. Es esta la razón esencial para recuperar una de las más interesantes polémicas filosóficas del siglo XX cubano…”
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