jueves, 21-11-2024
"Existe una imagen convencional de la nueva era hacia la que nos dirigimos y de la promesa que contiene. El asesor para la Seguridad Nacional Anthony Lake, la formuló claramente al presentar en septiembre de 1993 la Doctrina Clinton: «Durante toda la guerra fría, contuvimos una amenaza mundial a las democracias de mercado; ahora debemos procurar extender el alcance de estas». El «mundo nuevo» que se abre ante nosotros «presenta inmensas oportunidades» para avanzar hasta «consolidar la victoria de la democracia y los mercados abiertos», amplió un año después..."
“En relación con la democracia es donde ha habido cambios más profundos en la izquierda latinoamericana desde el triunfo de la Revolución cubana hasta hoy. Desilusionada de la democracia burguesa o «democracia de los cinco minutos», que reduce la democracia al acto de votar cada equis cantidad de años por un miembro de la clase dominante que debería representar los intereses de los electores, influida por una formación marxista-leninista dogmática y por una lectura simplificada de la Revolución cubana, o movida por una concepción vanguardista del proceso revolucionario, una parte importante de la izquierda marxista-leninista latinoamericana de la década de los 60 y los 70, al denunciar los límites de la democracia representativa burguesa, terminó por dejar en manos de la derecha la bandera de la democracia…”
Mención en el Premio Temas de Ensayo 1998, en la modalidad de Ciencias sociales. “Si convenimos en que la tradición democrática progresista no es, precisamente, la que está subsumida en la institucionalidad hoy hegemónica, habría que admitir también que el liberalismo contemporáneo puede abjurar de los momentos progresivos de esa tradición sin perder su capacidad legitimadora, aun en un contexto de abandono de muchas de sus concesiones democráticas. De esta manera, la identificación del liberalismo con una peculiar morfología institucional de la producción y de la política del Estado capitalista obvia las potencialidades ideológicas de una «doctrina-camaleón» capaz de ajustar sus fundamentos a cada evolución histórica del régimen que sustenta…”
Además de las frecuentes protestas populares en la mayoría de los países africanos, el continente ha experimentado en los últimos años una serie de golpes militares. Ambos fenómenos son expresiones de una desilusión generalizada con las democracias electorales africanas, lo que hace temer a gobiernos, organismos donantes externos y activistas por igual que se esté produciendo un período de "retroceso democrático". Más allá de las explicaciones superficiales y simplistas que describen la inestabilidad política de África como una lucha entre democracia y dictadura o entre gobierno civil y militar, este artículo explora los factores subyacentes más profundos que explican la debilidad de las democracias africanas. Estas deficiencias reflejan la naturaleza de los Estados orientados hacia el exterior y estructuralmente limitados heredados de la dominación colonial, las complejidades étnicas y sociales de las sociedades africanas y, lo que es más importante, el carácter de los nuevos sistemas políticos que se instauraron tras las manifestaciones masivas en favor de la democracia de la década de 1990. Las concepciones de democracia de esos sistemas eran estrechas, excluían la toma de decisiones popular y se limitaban principalmente a la organización de elecciones periódicas. El resultado fueron gobiernos marcados por la corrupción, la propensión de los líderes electos a violar o manipular las constituciones para mantenerse en el poder y la incapacidad de satisfacer las necesidades y expectativas básicas de los ciudadanos. Si nos centramos en tres golpes militares (Malí, Guinea y Burkina Faso), veremos cómo la decepción popular con los gobiernos electos de esos países permitió a grupos de oficiales hacerse con el poder con cierto apoyo popular. A pesar de esos golpes y del descontento por las deficiencias de muchos gobiernos electos, las encuestas de opinión pública demuestran que la democracia sigue contando con un fuerte apoyo como sistema general de gobierno. No obstante, los ciudadanos y los activistas presionan para que se preste más atención a los derechos de los ciudadanos, a formas de participación más populares y a una auténtica toma de decisiones nacional sobre cuestiones socioeconómicas, libre de las restricciones neoliberales.
El Tratado de economía marxista de Ernest Mandel, dirigente de la Cuarta Internacional, así como algunos artículos suyos, fueron muy apreciados por Ernesto Che Guevara en 1963, algo que le animaría a invitarlo a Cuba unos meses más tarde. Mandel critica los planteamientos de Stalin con relación con la" ley del valor" y rechaza las relaciones mercantiles entre empresas estatales ; apoya los estímulos morales y la importancia de la democracia socialista. Excepto en este último punto, que no fue abordado por Guevara, sus posiciones coinciden. En su primera visita a La habana en 1964, ambos se reunieron en varias ocasiones y tras su partida continuó manteniendo estrechas relaciones con Cuba. Durante su segundo viaje, en 1967, el encuentro no fue posible, lo que no impidió la publicación de varios artículos suyos en apoyo a la Revolución cubana y la OLAS. Ya en los años 90, prosigue su relación con Cuba denunciando los intentos de Moscú de apropiarse del legado del Che, expresando hasta el final de su vida su solidaridad con el pueblo cubano frente al bloqueo de los Estados Unidos y apoyando el reclamo de Fidel Castro al impago de las deudas ilegítimas.
“Probablemente uno de los puntos en los que existe, en la actualidad, un mayor acuerdo, sea el de que eso que solemos llamar actividad política debe tener lugar en el marco de la democracia. El acuerdo es tan grande como sorprendente. Porque, sin entrar ahora en su análisis, resulta llamativa la constatación, llevada a cabo por reputados científicos sociales, de que en todo el mundo sectores procedentes del autoritarismo conservador más antidemocrático están asumiendo el modelo de la democracia —aunque, eso sí, sin abdicar de su pasado. En cierto modo, pues, podríamos decir que la cuestión política ha terminado, en el mundo de hoy, por identificarse con la cuestión democrática…”
“He decidido poner en el centro del análisis las más notables vacuidades y falsificaciones que se han tejido sobre la democracia y sobre otro concepto extraordinariamente rico y también vulgarizado: el de república. Es sorprendente comprobar cómo incluso políticos, politólogos y juristas que se califican de izquierdistas son víctimas de las manipulaciones y adulteraciones establecidas al respecto. Creo que en las condiciones del mundo de hoy, y en medio de la todavía imperante desorientación de las izquierdas, es un esfuerzo que vale la pena. Es justo empezar a descorrer los telones y evitar que se siga llamando democracia a un verdadero desmedro de la voluntad popular, como está ocurriendo en la práctica y en el pensamiento político del mundo occidental…”
“La labor de las mujeres en la política actual no ha sido un favor que los políticos les han hecho ni algo que naturalmente se dé en los sistemas democráticos. La democracia, como la conocemos, ha sido muy restringida. Si para los griegos existía solo entre los ciudadanos varones, con la exclusión de los extranjeros, los esclavos y las mujeres, en la época actual la resistencia a la participación política de las mujeres en los gobiernos es muy grande. Durante muchos años, las mujeres, salvo raras excepciones, no han participado en el poder político. Esto ha cambiado gracias al movimiento feminista y, en general, los movimientos de mujeres…”
“Durante un siglo, Argentina fue una sociedad que avanzó en la integración de sectores crecientemente amplios de su población, creando la ilusión de una «sociedad abierta», que generaba amplias oportunidades de progreso, tanto para los individuos como para el conjunto social. En cambio, a lo largo de las últimas tres décadas, inauguró una tendencia contraria, señalada por la creciente des-ciudadanización de grupos sociales cada vez más numerosos. Ello no puede dejar de tener consecuencias de gran impacto sobre el modo de articularse las relaciones entre Estado y sociedad, y de construir legitimidad desde el Estado, que ya no puede apelar ni a la promesa de movilidad social ascendente, ni a los beneficios de una versión «pobre», pero eficaz, del Estado de bienestar…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2004, en la categoría de Ciencias sociales)
“Con la Revolución cubana, los marcos del modelo de la institucionalidad democrática burguesa y de la idea prevaleciente sobre la democracia, el papel del intelectual como élite letrada y la propia concepción de la cultura, fueron desbordados por los nuevos habitantes de la ciudad política. La pérdida del respeto hacia ciertos valores del pasado propició, sobre todo, la rebelión cultural contra la propiedad privada y la caída de toda la fuerza simbólica que podía denotar aún aquella democracia representativa. Una nueva cultura en Cuba se iría creando por la ruptura de las jerarquías sociales: la igualdad como valor, el reconocimiento del derecho a la propiedad sobre la tierra y la vivienda a grandes segmentos poblacionales, la apropiación de la ciudad como espacio público real, la salida de los y las adolescentes del claustro familiar y su entrada masiva al ruedo de lo social, la universalización de la enseñanza, la relativa nivelación de los ingresos, la socialización de la economía, etc…”
“La socialdemocracia europea ha sido considerada uno de los pilares básicos sobre los que se ha desarrollado la historia política del llamado viejo continente y la actividad revolucionaria del movimiento de izquierda a nivel internacional. Sin embargo, esta corriente política, ha transitado por una serie de vicisitudes que cuestionan su condición de ser una fuerza de izquierda. En los momentos actuales, un análisis medianamente profundo de este tipo de cuestionamiento parece ir más allá de una simple valoración de coyuntura y puede responder a causas de carácter estructural y funcional del sistema político que ha condicionado su propia existencia…”
“El predominio de la solidaridad no es solo una condición deseable, sino que puede constituir también un resultado de prácticas genuinamente democráticas. Dado que mayormente desarrollamos nuestra solidaridad o inclinación para cooperar como consecuencia de nuestras experiencias prácticas, sobre todo en la toma de decisiones, debemos democratizar nuestras instituciones de manera que el ambiente donde interactuemos sea consistente con el desarrollo y el ejercicio de nuestra solidaridad…”
El artículo examina la naturaleza y el funcionamiento de los Consejos Comunales (CC) en Venezuela. Para ello, el autor revisa la literatura sobre participación ciudadana local y su situación actual en América Latina; esboza brevemente el recorrido histórico de la participación en Venezuela y el diseño institucional de los CC, y hace un balance de su puesta en práctica y eficacia; finalmente, esboza las perspectivas de futuro.
“Para los grupos científicos y políticos relacionados con el cambio climático, la incertidumbre es uno de los factores que condicionan su cotidianidad; no solo en función de los escenarios sobre calentamiento y sus procesos derivados, sino también en lo referente al comportamiento de tendencias económicas, patrones culturales y equilibrios políticos globales. Casi de una manera irónica, conforme se alcanza colectivamente más sofisticación técnica, las variables que deben ser incorporadas a los modelos aumentan, y el avance científico se vuelve una confirmación constante de lo mucho que aún se desconoce…”
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