(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2004, en la categoría de Ciencias sociales)
“Con la Revolución cubana, los marcos del modelo de la institucionalidad democrática burguesa y de la idea prevaleciente sobre la democracia, el papel del intelectual como élite letrada y la propia concepción de la cultura, fueron desbordados por los nuevos habitantes de la ciudad política. La pérdida del respeto hacia ciertos valores del pasado propició, sobre todo, la rebelión cultural contra la propiedad privada y la caída de toda la fuerza simbólica que podía denotar aún aquella democracia representativa. Una nueva cultura en Cuba se iría creando por la ruptura de las jerarquías sociales: la igualdad como valor, el reconocimiento del derecho a la propiedad sobre la tierra y la vivienda a grandes segmentos poblacionales, la apropiación de la ciudad como espacio público real, la salida de los y las adolescentes del claustro familiar y su entrada masiva al ruedo de lo social, la universalización de la enseñanza, la relativa nivelación de los ingresos, la socialización de la economía, etc…”