“La revista Temas me ha pedido escribir un artículo, basado en mi experiencia, sobre la manera en que los visitantes estadounidenses ven a los cubanos y viceversa, pero manteniendo los temas políticos al margen y no en el centro. Mi primera reacción fue pensar que resultaría imposible. Los visitantes estadounidenses van a Cuba a ver lo prohibido. Violan la prohibición de viajar impuesta por su gobierno o, si no, viajan con permiso concedido por motivos relacionados con la política interior o exterior de los Estados Unidos. En la mayor parte de los casos, llegan buscando un sistema distinto que abrazar o que condenar. ¿Acaso pueden examinarse sus impresiones de una forma no política?...”