Desde la etapa inmediatamente posterior al origenismo, y derivada de él, existe una original forma de expresión que se manifiesta en una intertextualidad y enlace entre poesía y artes, donde destaca la plástica, anclada en esa urdimbre entretejida por la luz que acoge una peculiarísima mirada poética, pero que se complejiza aún más para fijar otros lazos comunicativos con la música y la cinematografía, mancomunidad de intereses fuertemente conjugados para expresar a partir de este cosmos visual una semántica poética como dinámica de los nuevos tiempos. De este modo, la expresión posorigenista de una primera órbita fijada en Fina García Marruz, Cleva Solís y Fayad Jamis, señala cauces por donde transita la lírica cubana, en su rumor de constante diálogo con la naturaleza.