“Si el nexo de los trabajadores en la producción «los encara, en el reino de las ideas, a un plan confeccionado por el capitalista y, en la práctica, a la autoridad, como la poderosa voluntad de un ser ajeno a ellos», ¿cómo obtener seres humanos ricos? Sin una «dirección inteligente de la producción» por parte de los trabajadores, y una producción «bajo su supervisión consciente y planificada», estos no pueden desarrollar su potencial como seres humanos, ya que su propio poder se convierte en poder sobre ellos. A todas luces, hacer realidad «la necesidad de desarrollo del trabajador» exige que haya un sistema económico muy diferente al capitalismo, un sistema que constituya una inversión…”