sábado, 31-05-2025
Para entender lo que ocurre con la izquierda mexicana en el sexenio presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) resulta esclarecedor contrastar el momento actual con dos circunstancias: una, a mediados de los años 30, a la sombra de un gobierno que impulsó profundas reformas sociales mientras institucionalizaba y disciplinaba los movimientos obrero y campesino; segundo, en la coyuntura de 1988-89 cuando, al calor de las protestas por el fraude electoral en contra de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, las principales organizaciones socialistas mexicanas se disolvieron en el seno del Partido de Revolución Democrática (PRD). Se trata de evidenciar, por analogía, un trazo grueso y fundamental que demuestre un acontecimiento recurrente en la historia mexicana.
“A propuesta de los Estados Unidos, en la XXIII Cumbre de los países más industrializados del mundo (G7), realizada en Denver, en 1997, se definieron las políticas que regirán el Nuevo orden mundial bajo la hegemonía de ese país. Los líderes del G7 y Rusia se comprometieron a combatir la inmigración ilegal [sic] en sus fronteras, y a intercambiar tecnología e información de inteligencia para luchar contra ese fenómeno. El párrafo dedicado a la inmigración indocumentada se incluyó en el capítulo «Delincuencia transnacional organizada», del Informe de los Ministros de Relaciones Exteriores de este grupo…”
“Se afirma que, si bien en cada país los inmigrantes han sido incorporados al sistema social, educativo, laboral y político de diferente manera, al no ser ciudadanos por nacimiento en un territorio nacional y no compartir la identidad cultural mayoritaria, se mantienen políticamente marginados. Ante los crecientes flujos migratorios hay dos dimensiones de este tema. Una es si es posible excluir y marginar de derechos a quienes no han nacido en el Estado-nación; la otra, si se considera que quien decide emigrar de su país de origen pierde sus derechos políticos, a pesar de que en muchos casos mantiene con él fuertes vínculos sociales, culturales y económicos. Estas interrogantes corresponden a los desafíos filosófico-políticos de un mundo globalizado, pero sobre todo representan un cambio profundo en la definición de membresía política…”
“La caída del muro de Berlín y la subsecuente implosión de la Unión Soviética tuvieron un efecto negativo para la Cuba revolucionaria. En términos de las relaciones México-Cuba, la confluencia de administraciones particularmente conservadoras en México --Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox--, la creciente importancia de las relaciones comerciales México-Estados Unidos y el Tratado de Libre Comercio (TLC), así como los intentos de los Estados Unidos de buscar un «cambio de régimen» en La Habana, se conjugaron para afectar radicalmente el carácter tradicional de las relaciones entre ambos Estados. En particular, ha habido un enorme cambio en ellas durante la actual administración, aunque el TLC representaba en sí mismo un cambio fundamental en la política exterior mexicana…”
“En la década de los 90, en toda América Latina comenzaron a surgir universidades interculturales. En México, en poco más de diez años se han formado dieciocho de este tipo. Aquí examino el estudio de caso de una para jóvenes indígenas en una zona rural precaria de México: la Intercultural de Espinal, Veracruz. Su creación nos habla de la nueva dinámica en el proceso de identidad en este contexto global-local que promueve la re-reivindicación de las conexiones, mientras permite el aislamiento de las zonas más marginadas…”
Se analiza el problema del reconocimiento de los territorios indígenas en la legislación mexicana, y el deber que tiene el Estado mexicano de cumplir con el convenio 169 de la OIT para proteger las tierras y territorios de esos pueblos, así como que tengan mecanismos de defensa de sus tierras y recursos naturales ante los embates de los megaproyectos promovidos por el Estado o empresas privadas.
La pertinencia social de una política cultural debe atarse a lo primordial, el espacio. Ante las limitaciones burocráticas de la secretaría de Cultura mexicana, la alternativa es vincularse con otras instancias, para que la cultura que posibilita el desarrollo de la mayor parte de los habitantes de la urbe pueda disfrutarse de manera cotidiana, cuyo punto de convergencia es el urbanismo.
El artículo ubica las causas profundas y la dimensión histórico-social de la rebelión juvenil de 1968 en México. El movimiento estudiantil mexicano (MEM) responde a las injusticias del régimen social y —como otras luchas estudiantiles en el mundo de entonces— a las primeras manifestaciones de una crisis histórica de las sociedades contemporáneas. El MEM no enarbola demandas meramente estudiantiles sino de los trabajadores y de otros segmentos oprimidos, y resultó un impulsor principal del movimiento popular en el México actual.
Friedrich Katz (Viena, 1927), eminente historiador de la Revolución mexicana, es autor de dos grandes obras: La guerra secreta en México y Pancho Villa. Fue por más de tres décadas catedrático de Historia Latinoamericana en la Universidad de Chicago. En esta entrevista, realizada en español el 15 de octubre de 2009 en Chicago, Illinois, Katz explica su visión de esa revolución.
“La opinión dominante hasta ahora entre la burguesía y sus ideólogos, ha sido la de que el régimen social imperante en las postrimerías de la dictadura porfirista era feudal. En nuestro concepto, el México de 1910 era un país capitalista, y su composición era deforme, dispareja, dependiente, pobre, preindustrial, diferente y opuesta al capitalismo clásico; las contradicciones ligadas a una estructura de clases y a un modo de producción determinados, condicionaron el curso de la Revolución mexicana, y los factores que más influyeron en el subdesarrollo del país en los últimos cien años...”
“La Revolución mexicana fue un complejísimo proceso histórico que abarcó, durante sus años bélicos más dramáticos, el decenio de 1910 a 1920. Obviamente, esta no puede ser reducida a una prolongada contienda militar, pues fue un intenso período de cambios políticos, sociales, económicos, diplomáticos y culturales en la historia mexicana de principios del siglo XX, cuyas secuelas determinaron la evolución del país a lo largo de dicho siglo. Aunque todo intento de periodizar cualquier proceso histórico es necesariamente artificial, en el caso de la Revolución, me aventuro a dividir dicho proceso en diez etapas...”
“Con el propósito de comprender el alcance de la reforma agraria que llevó a cabo el grupo vencedor de la Revolución mexicana, es indispensable remontarse a la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911). A lo largo del porfiriato se consolidaron los viejos latifundios heredados desde los tiempos de la colonia y los que se formaron a partir de las leyes de Reforma. Las leyes afectaron no solo al clero, sino también enajenaron la tierra y los recursos de que disfrutaban comunidades y corporaciones civiles. Las acciones de desarrollo rural no podrán ser efectivas en México sino dentro de un marco diferente de política económica que intente mejorar las comunidades rurales y los núcleos mayoritarios de la población, por encima de las exigencias impuestas por el neoimperialismo y el sector privilegiado de la sociedad mexicana...”
“Un tema que todavía divide y enfrenta a muchos mexicanos de distintas corrientes de pensamiento —incluso a muchos católicos y creyentes religiosos en general—, polarizando posiciones, es la actitud de la Iglesia católica, como institución oficial, ante los principales movimientos político-sociales que han tenido lugar en México desde la conquista / evangelización, colonia, independencia, primero y segundo imperios (Iturbide, Maximiliano), la República Federal, las reformas liberales del siglo XIX, las dictaduras conservadoras, la revolución / rebelión cristera y el período post-revolucionario, hasta hoy. Ello llega al punto de no poderse escribir la historia de ese país sin tener en cuenta el papel desempeñado por la Iglesia católica…”
“Cuba fue, por su cercanía y sus lazos históricos, uno de los países latinoamericanos donde mayor repercusión tuvo, desde sus inicios, la Revolución mexicana. El territorio cubano fue una especie de caja de resonancia de los acontecimientos mexicanos y en él encontraron refugio políticos y ciudadanos comunes de México, en distintas etapas del proceso…”
“Diferentes son las maneras de expresar el dilema existencial de quienes de manera forzada (destierro) o por sus propias convicciones políticas contrarias a los que ostentan el poder, deciden abandonar su país de origen. Las siguientes páginas se centran en un caso particular de exiliado en Cuba durante la Revolución mexicana: Luis Gonzaga Urbina, una de las figuras más sobresalientes de la intelectualidad mexicana de finales del siglo XIX e inicios del XX…”
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