“Con el propósito de comprender el alcance de la reforma agraria que llevó a cabo el grupo vencedor de la Revolución mexicana, es indispensable remontarse a la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911). A lo largo del porfiriato se consolidaron los viejos latifundios heredados desde los tiempos de la colonia y los que se formaron a partir de las leyes de Reforma. Las leyes afectaron no solo al clero, sino también enajenaron la tierra y los recursos de que disfrutaban comunidades y corporaciones civiles. Las acciones de desarrollo rural no podrán ser efectivas en México sino dentro de un marco diferente de política económica que intente mejorar las comunidades rurales y los núcleos mayoritarios de la población, por encima de las exigencias impuestas por el neoimperialismo y el sector privilegiado de la sociedad mexicana...”