“La opinión dominante hasta ahora entre la burguesía y sus ideólogos, ha sido la de que el régimen social imperante en las postrimerías de la dictadura porfirista era feudal. En nuestro concepto, el México de 1910 era un país capitalista, y su composición era deforme, dispareja, dependiente, pobre, preindustrial, diferente y opuesta al capitalismo clásico; las contradicciones ligadas a una estructura de clases y a un modo de producción determinados, condicionaron el curso de la Revolución mexicana, y los factores que más influyeron en el subdesarrollo del país en los últimos cien años...”