jueves, 21-11-2024
"La religión es un hecho cultural y como tal coinciden en abordada tanto los científicos sociales como los textos eclesiales. 1 Ello significa que en cuanto forma de la conciencia y como fenómeno social, la religión participa de la producción humana, material y espiritual, o más bien en una unidad material-espiritual. De esta manera, interviene en los procesos socio-históricos, políticos, ideológicos, así como regula las relaciones a nivel social, grupal y la conducta de los individuos que la profesan, en cuya vida psíquica y cotidianidad puede tener incidencia..."
"Según la opinión generalizada, la conexión más significativa entre la religión y la Revolución cubana se limita al plano de lo político. Sin embargo, tal significación no puede reducirse a este; hay que considerar, ante todo, su vínculo con la producción de representaciones y el cambio cultural ocurrido, el cual se manifestó en la transición de los esquemas de pensamiento existentes hacia formas más analíticas más modernas, con la correspondiente desacralización de numerosas esferas de la vida, y la generación de nuevos sentidos de carácter religioso. Tanto la avalancha transformadora iniciada en 1959, como en el actual y perspectivo reordenamiento económico y el movimiento de la sociedad en busca de la real consecución de un modelo socialista, dan lugar a tales cambios en la reproducción ideal de la sociedad, que el factor religioso, siendo uno, nunca podrá ser el mismo..."
"El título de esta reflexión, en el que se integra una disyuntiva, no es el eco de una especulación de gabinete. Durante los dos últimos siglos hemos oído afirmar a cubanos lúcidos las dos frases contradictorias: «El pueblo cubano es católico», «El pueblo cubano no es católico.» O: «Es católico superficialmente», «Solamente una minoría exigua es realmente católica.» Trataré, antes de esbozar algunos criterios al respecto, de presentar lo que nuestros viejos y penetrantes profesores escolásticos denominaban «status quaestionis»..."
"El mensaje pastoral de los obispos cubanos de septiembre de 1993, titulado «El amor todo lo espera», es hoy la referencia clave para conocer la proyección de la Iglesia cubana después del colapso del sistema socialista mundial. Pero estimo que probablemente sea, además, el documento más revelador generado por el episcopado de la Isla después del triunfo de la Revolución de 1959. No es mi propósito repetir ni resumir aquí lo que ya he expuesto en un artículo anterior puntualmente referido al mensaje, pero vale la pena recordar que ese documento contextualiza el alcance de la doctrina social, y en general de la proyección de la Iglesia cubana de cara al escenario del final de siglo..."
"La colonización del Nuevo Mundo planteó a las metrópolis el grave problema de la mano de obra. Barata y abundante resultaría en regiones continentales fértiles en poblaciones aborígenes prontamente subyugadas para su dedicación a aquellas faenas consideradas como excesivamente rudas, desagradables e indignas para el colonizador blanco. A esta, en tan temprana fecha como 1501 y para satisfacer iguales propósitos, se sumaría en Las Antillas y Tierra Firme la importada negra, cuyo volumen incipiente alcanzaría, con el decursar del tiempo, cifras respetables..."
"En el Primer Taller Internacional sobre los problemas de la cultura yoruba en Cuba, organizado por la Asociación Cultural Yoruba de Cuba y la Academia de Ciencias, en 1992, se constató la existencia de una tendencia que coloquialmente se denominó «yorubización de la Santería». Indagué sobre la cuestión y me explicaron que se pretendía la recuperación de lo que se denominó «ortodoxia ritual»; ello significaba una vuelta a Africa, en especial a la liturgia reconocible en el culto de los orichas practicada en Nigeria e implicaba conceptualmente la reapropiación del corpus de Ifá..."
"Aunque no tan enraizada como en otros países del continente, la tradicional religiosidad popular cubana ha estado marcada por un profundo sincretismo entre expresiones religiosas de origen africano, el espiritismo y el catolicismo. De menor arraigo en el país, el protestantismo ha estado representado por unas cincuenta denominaciones asentadas en territorio cubano desde finales del siglo XIX hasta el año 1963. El pentecostalismo fue la corriente protestante que más recientemente arribó al territorio nacional. El aumento de la población protestante y en específico de los pentecostales en América Latina es un hecho visto con gran atención por parte de estudiosos y científicos sociales y despierta numerosas interrogantes e inquietudes en los sectores eclesiales históricos..."
“Según los análisis sociopolíticos tradicionales, el papel de la Iglesia Católica en la sociedad latinoamericana es de importancia fundamental. De hecho, tradicionalmente se presenta a la Iglesia, junto con el ejército y la oligarquía, como los baluartes del orden social y los agentes sociales más poderosos en la protección del status quo. Aunque esto es indiscutiblemente así en casi toda América Latina, resulta importante reconocer desde un inicio que Cuba constituye una anomalía y que la Iglesia Católica en Cuba —a diferencia de sus contrapartidas en otros países— nunca ostentó la misma enorme influencia política.1 En este trabajo se examinan los actuales intentos de la Iglesia por insertarse en la corriente central de la sociedad cubana, proceso que nunca ha alcanzado resultados particularmente exitosos…”
“Asumir hoy en Cuba un enfoque de género en el tratamiento de la religión constituye un desafío, por constituir un aspecto poco abordado. Además, porque a pesar de la amplia legitimación del tema de la mujer en la actualidad, ello no se traduce necesariamente en la extensión de espacios de acción para esta, particularmente en la esfera religiosa, donde prima una fuerte sujeción a valores socio históricos, en forma de normas y prohibiciones. La presencia de factores tendientes a la marginación de la mujer, en la base de las creencias religiosas en la Cuba actual, repercute en la influencia que han ejercido y ejercen en la mujer creyente cubana las diferentes expresiones religiosas confluyentes como resultado de la colonización…”
“Consciente de que el cubano es un pueblo creyente, pero minoritariamente católico, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes es partidario de que la Iglesia católica asuma «límpida y conscientemente nuestro mestizaje creciente y su repercusión en el terreno religioso». Su encanto personal, no disminuido por la sotana o el paso de los años, y su don de gentes, le han ganado un respeto, especialmente entre los jóvenes que acuden a su parroquia a ver una buena película, escuchar una ópera o, simplemente, a oírlo hablar, con similar intensidad, de Cuba o de la fe...”
“Este trabajo sugiere una colaboración interdisciplinaria entre teología y sociología, que permita a esta última aclarar algunas dimensiones o funciones de los hechos religiosos y del discurso teológico que no son siempre percibidas. Por otra parte, la teología puede ejercer, a su vez, un papel de síntesis al integrar los diversos elementos que aportan las ciencias humanas --historia, politología, sociología, antropología, ciencias jurídicas, psicología-- y una función crítica ante la reducción metodológica en un terreno particular de competencia propio de cada disciplina del saber…”
“En nuestro continente, a raíz de la conmemoración de los quinientos años del arribo de los conquistadores, se volvió a poner sobre el tapete el tema de la ambivalencia de la reflexión teológica, que se ha manifestado, con diversas variantes, a lo largo de esos cinco siglos. La teología, por tanto, no es un saber neutro, y siempre sustenta, avala y parte de un determinado proyecto humano, capaz de aceptar los nuevos desafíos y de iluminar nuevas situaciones con aproximaciones, también nuevas, a textos o doctrinas conocidas. Entre esas realidades que emergen a nivel mundial se encuentra, sin duda, la problemática ecológica, a la que desde hace algunos (pocos) años se han venido acercando, cautelosamente, iglesias y teólogos…”
“Nosotros, Superiores Provinciales de la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe, siguiendo el llamado de la Congregación General 34 a profundizar nuestra misión fe-justicia, queremos compartir con todos los que participan de la misión apostólica de la Compañía de Jesús en el continente y todas aquellas personas preocupadas y comprometidas con la suerte de nuestro pueblo, especialmente los más pobres, algunas reflexiones sobre el llamado neo liberalismo en nuestros países. Nos resistimos a aceptar tranquilamente que las medidas económicas aplicadas en los últimos años en todos los países latinoamericanos y el Caribe, sean la única manera posible de orientar la economía y que el empobrecimiento de millones de latinoamericanos sea un costo irremediable de un futuro crecimiento…”
“Que la coyuntura del cambio de siglo tenga o no tenga lugar bajo su pontificado, será un hecho secundario. La realidad es que el Papa con el cual culminan los acontecimientos que marcan las realizaciones y fracasos del siglo, y las expectativas del que da inicio al próximo milenio, es incuestionablemente Juan Pablo II, quien cumplirá en 1998 dos décadas al timón de la nave de Pedro. Como es normal al tratarse de una personalidad religiosa, lo que sobre él se escribe puede quedar localizado entre dos extremos: de un lado, el apologético, que desde las posiciones de la fe católica magnifica su vida y sus actos, y deja poco o ningún espacio a una reflexión desacralizada que contextualice no solamente lo político, sino todo el espectro de la motivación terrenal; de otro, se encuentra una visión crítica, orientada a menudo a satanizar en un laberinto de compromisos seculares la conducta de los papas…”
El texto llama la atención sobre los puntos de tangencia del pensamiento y el proyecto nacional de José Martí “con la fe auténtica, la que se alimenta en las páginas de la Biblia y se manifiesta en la teología judeo-cristiana, debida a la experiencia secular del “pueblo de Dios”. La liberación política de los oprimidos, junto a la justicia social y la equidad económica, es una constante en los escritos bíblicos. Toda la Biblia es un mensaje de liberación. Para ello se requiere la formación de una sociedad, de la que Él demanda unidad y armonía por caminos de amor y justicia…”
“El año 1898 --decisivo en el destino de Cuba-- y 1998 no están desvinculados. Un hilo histórico los une y peculiares coyunturas los aproximan. Lo que sucedió y podrá suceder en un año y en el otro, pero más aún las respectivas épocas, sus momentos precedentes y posteriores, tienen un signo común marcando los hechos. La expresa intencionalidad del vecino poderoso, los Estados Unidos, de incidir en el curso sociopolítico cubano con la anuencia de anexionistas --conscientes o ingenuos, de entonces y ahora--, centra los riesgos de ambas épocas. Estas realidades tienen una lectura en el campo religioso, e inciden en su comportamiento. Examinarlo desde una perspectiva dialéctica, como aquí se pretende, contribuye a una mejor comprensión de los acontecimientos pasados y presentes…”
La crisis cubana de los años 90 trajo aparejados cambios sociales que posibilitan una redefinición del espacio y la significación de lo religioso. Desde una visión sociológica, se puede apreciar la existencia de un reavivamiento religioso, que alcanza diferentes expresiones en nuestra sociedad. Este artículo centra su atención en el significado de la religión para la sociedad cubana, a partir de los cambios acaecidos en la estructura social en el período aludido.
“La religión ha desempeñado demasiadas veces un papel negativo en la convivencia de unos pueblos con otros. En virtud de esto, muchos llegan a pensar que es antihumana y que, mientras exista, no se puede esperar de ella sino alienación y perturbación para la vida y convivencia. Por el contrario, es un hecho profundamente humano; de ahí su universalidad. Demasiadas veces ha sido utilizada para manchar la dignidad humana, explotar al hombre y emprender acciones políticas inmorales. Pero no es esta su única cara. Ha servido también, históricamente, para cuidar del ser humano, ennoblecerlo, liberarlo y llevarlo a cuotas de un humanismo ejemplar y heroico…”
(La versión en inglés de este texto apareció originalmente en CounterPunch. Su autora lo revisó y amplió para este número de Temas) “La afirmación de que la religión y la política son inseparables resulta una perogrullada. Sin embargo, eso deviene un tanto más claro y resaltante a partir de la observación lógica consecuente: el Islam, tal como lo conocemos hoy, y los propios métodos con que intentamos entenderlo, y el discurso en el que intentamos ubicarlo, forman parte de una construcción occidental e imperialista. No existe un «verdadero» Islam aislado de ese contexto, tal como no ha existido jamás un Islam «verdadero» o «esencial» (o, para los mismos efectos, un judaísmo y un cristianismo «verdaderos» o «esenciales») aislado de los diferentes contextos socioculturales por los que ha atravesado durante su historia…”
“La definición de la Teología de la Liberación como espiritualidad sigue plenamente vigente y se ha diversificado. Ha nacido una espiritualidad indígena o afroamericana, una propia de la mujer o de los jóvenes, una campesina y otras. Ha desarrollado una ética espiritual de la vida, como valor absoluto, una espiritualidad del ser y del compartir, contra la arrogancia del tener, acumular y consumir. También ha desarrollado una espiritualidad de la vida, en su expresión corporal, liberada de la opresión de la ley y del pecado…”
“El propósito de este artículo es concitar reflexiones a partir de un análisis desprejuiciado sobre las posibles derivaciones, beneficios, costos, riesgos, del incremento de la vida religiosa en condiciones de serias dificultades, además de su capacidad de influencia en la sociedad cubana, incluyendo a las propias organizaciones religiosas involucradas. Con ese objetivo se examina la relación religión-cultura, con el presupuesto de que tal nexo existe, constatable en la experiencia práctica, al tener la religión una significación cultural en el sentido más amplio del concepto; por más que ello haya sido negado desde una óptica racionalista extrema, felizmente en retirada, y sobrevalorado en persistentes criterios eclesiales triunfalistas…”
“Los finales del siglo XX y comienzos del nuevo siglo XXI se han caracterizado por un inusitado auge de los extremismos políticos y religiosos. Antiguos y nuevos extremismos han aparecido en escena con manifestaciones de singular violencia. Palabras como «extremismo», «fundamentalismo», «radicalismo», «ultraortodoxia», «fanatismo», han saltado a las primeras páginas de los diarios y los noticieros televisivos. Para diversos observadores —politólogos, sociólogos, filósofos, periodistas— tales términos son parte de un universo especialmente complejo y móvil. Hay quienes estiman que las palabras mismas —«integrismo», «fundamentalismo», «fanatismo», «radicalismo»— se han vuelto locas, al igual que muchas de las ideas que les sirven de apoyo…”
“Según los estereotipos en vigor con respecto a las culturas africanas injertadas en América, a los bantú se les considera «atrasados», en tanto portadores de una religión y una cultura menos compleja en comparación con el aporte yoruba. Sin embargo, el estudio de las diversas culturas bantú revela un pensamiento sumamente estructurado y de considerable complejidad. En este artículo nos proponemos asomarnos a un aspecto poco tratado de ese pensamiento oriundo de África: el del código de colores bantú,,,”
“Uno de los temas de debate más vivos en el cristianismo en las últimas décadas es la cuestión de la ordenación de las mujeres. Tradicionalmente, el sacerdocio cristiano ha estado reservado a los hombres, pero algunas iglesias han cambiado la costumbre, se han adaptado a los tiempos y han admitido a las mujeres en el sacerdocio. El movimiento de reforma en este campo comenzó a obtener resultados en la década de los 50 del siglo XX en las iglesias metodistas africanas de población blanca y entre los presbiterianos. El proceso de ordenación de las mujeres ha sido muy discutido y ha dado lugar a grandes fricciones. En 1992, la Iglesia de Inglaterra, tras dos décadas de debate, aceptó la ordenación de las mujeres, que ya ocupaban cargos eclesiásticos menores, como el de diaconisas, lo que les permitía bautizar y oficiar bodas y funerales…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2003, en la modalidad de Ciencias sociales) “Nos hallamos ante un fenómeno muy complejo, un mapa religioso atravesado por la heterogeneidad, en un mundo donde prevalece la incertidumbre, y muchos conceptos tradicionales son puestos en tela de juicio. Es posible que quien tenga la paciencia de leerse estas líneas, considere mi discurso demasiado pesimista. No me agrada serlo, pero me resisto a desentenderme del hecho de que el mundo no marcha por donde esperábamos. No he hecho otra cosa aquí que asomarme a esa relación entre religión y poder, que tiene tantas aristas que nunca podríamos abarcarlas. Y dejar, como siempre, más motivaciones para el debate que respuestas definitivas...”.
“Reconocer que existen posiciones teóricas diferentes respecto a la definición de religión no nos conduce necesariamente al relativismo; lo cual significaría una selección metodológica puramente subjetiva y, por tanto, arbitraria. Los diversos avances de la religión que intentaré describir, pueden analizarse en sus estructuras lógicas, con sus carencias y potencialidades explicativas. Una reflexión de esta naturaleza debe conducir a la elaboración de una definición que superaría a las otras solo si tuviera mayor capacidad explicativa para considerar los fenómenos religiosos también en sus contradicciones…”
(Reseña de Rodar el coco. Proceso de cambio en la santería, de Lázara Menéndez) “Rodar el coco. Proceso de cambio en la santería, de Lázara Menéndez, permite entender cómo una particular identidad se extiende desde África por todo el Occidente, no solo en sus expresiones artísticas, sino en sus cosmogonías y sus más diversas connotaciones religiosas. Habla del papel que la diáspora africana ha desempeñado en la expansión occidental de tales valores culturales y religiosos nacidos en África y preservados fuera de allí, a golpe de ocultamientos, simulacros, negociaciones y renovaciones que los han convertido en nuevos productos, ideas, cosmovisiones y culturas…”
“Los grandes medios de difusión masiva de grandes potencias, encabezadas por los Estados Unidos, y connotados académicos y escritores del mundo occidental, han creado una imagen distorsionada y reduccionista de la cultura y la religión islámicas, acelerando un proceso de demonización y deslegitimación iniciado varios siglos atrás. Con este artículo, de carácter histórico, pretendo una sistematización de sucesos fundamentales sobre ellas, que permita al neófito un acercamiento sociohistórico y cultural-religioso a una realidad que hoy enfrenta la perspectiva político-ideológica, pero que apenas dispone de elementos para comprenderla…”
“El concepto de exclusión social utilizado en este trabajo designa problemas sociales no solo relacionados con el desempleo o con otros factores evidentes que generan el empobrecimiento, sino principalmente con una nueva forma de exclusión: la relacionada con el ámbito de «sistemas simbólicos», como la religión, que envuelve otras categorías, las cuales, de cierta forma, están ligadas también a factores sociales, pero que no son tan evidentes...”
“En este artículo nos proponemos sustentar brevemente el criterio de que en la mentalidad popular, en Cuba y otros países de fuerte legado cultural africano, se han asentado estereotipos respecto a los cultos de origen africano; que los propios estudiosos desempeñaron un papel en el afianzamiento de esos estereotipos; y que fueron, sobre todo, imperativos de naturaleza política los que impulsaron en un momento dado la fabricación y, hoy día, la deconstrucción de dichos estereotipos…”
“La libertad religiosa es resultado de un proceso de desarrollo paulatino sumamente complejo. En un primer estadio histórico, las garantías para la paridad entre las confesiones constituyeron un punto de partida importante, así como el abordaje de la tolerancia, todo esto a partir de los procesos de secularización…”
¿Qué es el fundamentalismo?, ¿cuál es su origen? ¿A qué llamamos fundamentalismo religioso? ¿Qué problemas concretos de la cultura, de la sociedad, de la práctica religiosa, se relacionan con el fundamentalismo? ¿Todo lo que se deriva de él es negativo, o hay aspectos positivos que, de alguna manera, contribuyen a transformar el pensamiento y las prácticas religiosas? Varios conocedores de la materia y un público interesado reflexionan y dialogan sobre estas interrogantes.
Entrevista al Cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino, quien fuera ordenado obispo en 1978, y en 1982 asumiera el Arzobispado de La Habana. Ortega conversa con Aurelio Alonso sobre los problemas más importantes que abordó la XXXI Asamblea del CELAM y su posición ante al rumbo de procesos políticos en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua; la agresividad de Washington hacia Cuba en los últimos cinco años; y los derechos reproductivos de las mujeres y la libertad de orientación sexual de ambos géneros, entre otros temas.
El autor expone el papel de la religión en la conformación de la modernidad occidental, como una cultura con una cosmovisión particular y un determinado esquema valorativo. Luego establece cómo esos valores transformaron las prácticas sociales y religiosas; y finalmente, expone las características que, desde esta perspectiva de análisis, debería tener el catolicismo latinoamericano.
La autora se propone cuestionar el lugar común según el cual todas las religiones descansarían sobre un orden de «sentido compartido», que uniría —más allá de las diferencias culturales— las experiencias y prácticas de los humanos, en tanto la política los dividiría. Se trata de someter tal afirmación a la prueba de la comparación intercultural, en vista de identificar su origen histórico, así como las cuestiones antropológicas y políticas subyacentes.
“No resulta fácil aproximarse desprejuiciadamente desde las ciencias sociales, sin condicionamientos ateizantes ni apologéticos, a una institución tan compleja y multifacética como la Iglesia católica, apostólica y romana, de larguísima historia, donde la tradición sigue pesando tanto, para analizar sus encuentros y desencuentros con un proceso político tan radical como la Revolución cubana, que arriba al medio siglo. Los desencuentros entre la Iglesia católica y el Gobierno revolucionario se iniciaron desde 1959, se acrecentaron con la proclamación socialista de la Revolución y se institucionalizaron con la Constitución de 1976, que declaró el carácter ateo del Estado. Los especialistas coinciden en que el campo religioso cubano en estos cincuenta años registra significativos cambios, caracterizándole la mayor pluralidad y acentuada movilidad…”
YOUTUBE
TWITTER
FACEBOOK
Temas es una publicación trimestral, dedicada a la teoría y el análisis de los problemas de la cultura, la ideología y la sociedad contemporánea.
(+53) 7-838-3010(+53) 7-830-4759
temas@icaic.cu
Calle 23 #1109 e/ 8 y 10. Plaza de la Revolución. CP:10400. La Habana. Cuba