miércoles, 03-07-2024
"La religión es un hecho cultural y como tal coinciden en abordada tanto los científicos sociales como los textos eclesiales. 1 Ello significa que en cuanto forma de la conciencia y como fenómeno social, la religión participa de la producción humana, material y espiritual, o más bien en una unidad material-espiritual. De esta manera, interviene en los procesos socio-históricos, políticos, ideológicos, así como regula las relaciones a nivel social, grupal y la conducta de los individuos que la profesan, en cuya vida psíquica y cotidianidad puede tener incidencia..."
"Según la opinión generalizada, la conexión más significativa entre la religión y la Revolución cubana se limita al plano de lo político. Sin embargo, tal significación no puede reducirse a este; hay que considerar, ante todo, su vínculo con la producción de representaciones y el cambio cultural ocurrido, el cual se manifestó en la transición de los esquemas de pensamiento existentes hacia formas más analíticas más modernas, con la correspondiente desacralización de numerosas esferas de la vida, y la generación de nuevos sentidos de carácter religioso. Tanto la avalancha transformadora iniciada en 1959, como en el actual y perspectivo reordenamiento económico y el movimiento de la sociedad en busca de la real consecución de un modelo socialista, dan lugar a tales cambios en la reproducción ideal de la sociedad, que el factor religioso, siendo uno, nunca podrá ser el mismo..."
"El título de esta reflexión, en el que se integra una disyuntiva, no es el eco de una especulación de gabinete. Durante los dos últimos siglos hemos oído afirmar a cubanos lúcidos las dos frases contradictorias: «El pueblo cubano es católico», «El pueblo cubano no es católico.» O: «Es católico superficialmente», «Solamente una minoría exigua es realmente católica.» Trataré, antes de esbozar algunos criterios al respecto, de presentar lo que nuestros viejos y penetrantes profesores escolásticos denominaban «status quaestionis»..."
"El mensaje pastoral de los obispos cubanos de septiembre de 1993, titulado «El amor todo lo espera», es hoy la referencia clave para conocer la proyección de la Iglesia cubana después del colapso del sistema socialista mundial. Pero estimo que probablemente sea, además, el documento más revelador generado por el episcopado de la Isla después del triunfo de la Revolución de 1959. No es mi propósito repetir ni resumir aquí lo que ya he expuesto en un artículo anterior puntualmente referido al mensaje, pero vale la pena recordar que ese documento contextualiza el alcance de la doctrina social, y en general de la proyección de la Iglesia cubana de cara al escenario del final de siglo..."
"La colonización del Nuevo Mundo planteó a las metrópolis el grave problema de la mano de obra. Barata y abundante resultaría en regiones continentales fértiles en poblaciones aborígenes prontamente subyugadas para su dedicación a aquellas faenas consideradas como excesivamente rudas, desagradables e indignas para el colonizador blanco. A esta, en tan temprana fecha como 1501 y para satisfacer iguales propósitos, se sumaría en Las Antillas y Tierra Firme la importada negra, cuyo volumen incipiente alcanzaría, con el decursar del tiempo, cifras respetables..."
"En el Primer Taller Internacional sobre los problemas de la cultura yoruba en Cuba, organizado por la Asociación Cultural Yoruba de Cuba y la Academia de Ciencias, en 1992, se constató la existencia de una tendencia que coloquialmente se denominó «yorubización de la Santería». Indagué sobre la cuestión y me explicaron que se pretendía la recuperación de lo que se denominó «ortodoxia ritual»; ello significaba una vuelta a Africa, en especial a la liturgia reconocible en el culto de los orichas practicada en Nigeria e implicaba conceptualmente la reapropiación del corpus de Ifá..."
"Aunque no tan enraizada como en otros países del continente, la tradicional religiosidad popular cubana ha estado marcada por un profundo sincretismo entre expresiones religiosas de origen africano, el espiritismo y el catolicismo. De menor arraigo en el país, el protestantismo ha estado representado por unas cincuenta denominaciones asentadas en territorio cubano desde finales del siglo XIX hasta el año 1963. El pentecostalismo fue la corriente protestante que más recientemente arribó al territorio nacional. El aumento de la población protestante y en específico de los pentecostales en América Latina es un hecho visto con gran atención por parte de estudiosos y científicos sociales y despierta numerosas interrogantes e inquietudes en los sectores eclesiales históricos..."
“Según los análisis sociopolíticos tradicionales, el papel de la Iglesia Católica en la sociedad latinoamericana es de importancia fundamental. De hecho, tradicionalmente se presenta a la Iglesia, junto con el ejército y la oligarquía, como los baluartes del orden social y los agentes sociales más poderosos en la protección del status quo. Aunque esto es indiscutiblemente así en casi toda América Latina, resulta importante reconocer desde un inicio que Cuba constituye una anomalía y que la Iglesia Católica en Cuba —a diferencia de sus contrapartidas en otros países— nunca ostentó la misma enorme influencia política.1 En este trabajo se examinan los actuales intentos de la Iglesia por insertarse en la corriente central de la sociedad cubana, proceso que nunca ha alcanzado resultados particularmente exitosos…”
“Asumir hoy en Cuba un enfoque de género en el tratamiento de la religión constituye un desafío, por constituir un aspecto poco abordado. Además, porque a pesar de la amplia legitimación del tema de la mujer en la actualidad, ello no se traduce necesariamente en la extensión de espacios de acción para esta, particularmente en la esfera religiosa, donde prima una fuerte sujeción a valores socio históricos, en forma de normas y prohibiciones. La presencia de factores tendientes a la marginación de la mujer, en la base de las creencias religiosas en la Cuba actual, repercute en la influencia que han ejercido y ejercen en la mujer creyente cubana las diferentes expresiones religiosas confluyentes como resultado de la colonización…”
“Consciente de que el cubano es un pueblo creyente, pero minoritariamente católico, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes es partidario de que la Iglesia católica asuma «límpida y conscientemente nuestro mestizaje creciente y su repercusión en el terreno religioso». Su encanto personal, no disminuido por la sotana o el paso de los años, y su don de gentes, le han ganado un respeto, especialmente entre los jóvenes que acuden a su parroquia a ver una buena película, escuchar una ópera o, simplemente, a oírlo hablar, con similar intensidad, de Cuba o de la fe...”
“Este trabajo sugiere una colaboración interdisciplinaria entre teología y sociología, que permita a esta última aclarar algunas dimensiones o funciones de los hechos religiosos y del discurso teológico que no son siempre percibidas. Por otra parte, la teología puede ejercer, a su vez, un papel de síntesis al integrar los diversos elementos que aportan las ciencias humanas --historia, politología, sociología, antropología, ciencias jurídicas, psicología-- y una función crítica ante la reducción metodológica en un terreno particular de competencia propio de cada disciplina del saber…”
“En nuestro continente, a raíz de la conmemoración de los quinientos años del arribo de los conquistadores, se volvió a poner sobre el tapete el tema de la ambivalencia de la reflexión teológica, que se ha manifestado, con diversas variantes, a lo largo de esos cinco siglos. La teología, por tanto, no es un saber neutro, y siempre sustenta, avala y parte de un determinado proyecto humano, capaz de aceptar los nuevos desafíos y de iluminar nuevas situaciones con aproximaciones, también nuevas, a textos o doctrinas conocidas. Entre esas realidades que emergen a nivel mundial se encuentra, sin duda, la problemática ecológica, a la que desde hace algunos (pocos) años se han venido acercando, cautelosamente, iglesias y teólogos…”
“Nosotros, Superiores Provinciales de la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe, siguiendo el llamado de la Congregación General 34 a profundizar nuestra misión fe-justicia, queremos compartir con todos los que participan de la misión apostólica de la Compañía de Jesús en el continente y todas aquellas personas preocupadas y comprometidas con la suerte de nuestro pueblo, especialmente los más pobres, algunas reflexiones sobre el llamado neo liberalismo en nuestros países. Nos resistimos a aceptar tranquilamente que las medidas económicas aplicadas en los últimos años en todos los países latinoamericanos y el Caribe, sean la única manera posible de orientar la economía y que el empobrecimiento de millones de latinoamericanos sea un costo irremediable de un futuro crecimiento…”
“Que la coyuntura del cambio de siglo tenga o no tenga lugar bajo su pontificado, será un hecho secundario. La realidad es que el Papa con el cual culminan los acontecimientos que marcan las realizaciones y fracasos del siglo, y las expectativas del que da inicio al próximo milenio, es incuestionablemente Juan Pablo II, quien cumplirá en 1998 dos décadas al timón de la nave de Pedro. Como es normal al tratarse de una personalidad religiosa, lo que sobre él se escribe puede quedar localizado entre dos extremos: de un lado, el apologético, que desde las posiciones de la fe católica magnifica su vida y sus actos, y deja poco o ningún espacio a una reflexión desacralizada que contextualice no solamente lo político, sino todo el espectro de la motivación terrenal; de otro, se encuentra una visión crítica, orientada a menudo a satanizar en un laberinto de compromisos seculares la conducta de los papas…”
El texto llama la atención sobre los puntos de tangencia del pensamiento y el proyecto nacional de José Martí “con la fe auténtica, la que se alimenta en las páginas de la Biblia y se manifiesta en la teología judeo-cristiana, debida a la experiencia secular del “pueblo de Dios”. La liberación política de los oprimidos, junto a la justicia social y la equidad económica, es una constante en los escritos bíblicos. Toda la Biblia es un mensaje de liberación. Para ello se requiere la formación de una sociedad, de la que Él demanda unidad y armonía por caminos de amor y justicia…”
“El año 1898 --decisivo en el destino de Cuba-- y 1998 no están desvinculados. Un hilo histórico los une y peculiares coyunturas los aproximan. Lo que sucedió y podrá suceder en un año y en el otro, pero más aún las respectivas épocas, sus momentos precedentes y posteriores, tienen un signo común marcando los hechos. La expresa intencionalidad del vecino poderoso, los Estados Unidos, de incidir en el curso sociopolítico cubano con la anuencia de anexionistas --conscientes o ingenuos, de entonces y ahora--, centra los riesgos de ambas épocas. Estas realidades tienen una lectura en el campo religioso, e inciden en su comportamiento. Examinarlo desde una perspectiva dialéctica, como aquí se pretende, contribuye a una mejor comprensión de los acontecimientos pasados y presentes…”
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