jueves, 26-12-2024
“El debate sobre el tema del marxismo en la Revolución cubana es mucho más complejo que lo que traslucen el discurso ideológico, el sistema de enseñanza y el movimiento editorial y publicístico. Sobre todo porque la reflexión crítica, que vuelve a abrirse paso en los últimos años, no cuenta aún con espacios ni con estímulo suficientes para calar con la hondura necesaria en el trayecto mismo de nuestra historia reciente, tan saturada de entrega y heroicidad que la apologética parecería a veces estar de más…”
“A cuarenta años del triunfo revolucionario del Primero de enero de 1959, el recuento y valoración de los acontecimientos y fenómenos que alumbraron una nueva correlación de fuerzas en el plano internacional no solo permite esclarecer los rasgos y causas últimas de esa hora de mudanzas en la política mundial, sino también identificar procesos y tendencias que irían ofreciendo diferentes contextos a la gesta revolucionaria y que aún se hacen visibles en la transfigurada y convulsa realidad de nuestros días. En consecuencia, parece pertinente ofrecer un inventario de los cambios habidos en el escenario internacional durante los años 1953-1958, delimitar su significación, fijar su rumbo y constatar su vigencia. Todo ello desde el punto de vista de la supervivencia y continuidad de la Revolución cubana…”
“A partir de enero de 1959 fueron iniciados profundos cambios políticos y socioeconómicos que transformaron radicalmente la herencia neocolonial republicana en Cuba. De ahí la importancia de examinar, aun de modo sucinto, los antecedentes del período revolucionario para una más cabal comprensión de la necesidad y exigencia del proceso histórico que liquidó el andamiaje del antiguo régimen. Esto permitirá contar con puntos esenciales de referencia para conocer los problemas vitales que afectaban al pueblo cubano durante uno de los más convulsos y significativos espacios temporales de la República neocolonial. Con el fin de establecer un método en la exposición de los problemas, estos se presentan con un orden convencional de acápites íntimamente interrelacionados, como partes del universo socioeconómico antes del triunfo popular revolucionario en 1959…”
Este trabajo está basado en el libro Crónica de un fracaso imperial: la política de la administración Eisenhower hacia Cuba en 1958 y el derrocamiento de la dictadura de Batista, que resultó finalista en el Concurso Casa de las Américas de 1998 (Categoría Ensayo) y está en proceso de edición por la Editorial de Ciencias Sociales. En su preparación el autor se basó en la reciente publicación de varias colecciones de documentos norteamericanos desclasificados, entre ellos el tomo correspondiente a las relaciones con Cuba entre 1958 y 1960, publicado por el Departamento de Estado en 1991.
Premio Temas de Ensayo 1999, en la modalidad de Ciencias Sociales. En este texto, el autor describe la rapidez, discreción y modesto escenario en que desenvolvió el proceso de redacción de la Ley de Reforma Agraria cubana, por un grupo de trabajo al que fue incorporado a principios de 1959.
“Apenas unos meses después de la victoria de Fidel Castro se produjo un acercamiento a África, el continente que estaba empezando a recobrar su libertad. Che Guevara y Raúl Castro viajaron a El Cairo en junio de 1959 y julio de 1960, respectivamente, y Fidel Castro pronunció un discurso en Naciones Unidas en septiembre de 1960, en el que trató elocuentemente los problemas africanos. Se establecieron cordiales relaciones con unos cuantos países africanos, sobre todo Egipto, Ghana y Guinea; y especialmente con Argelia, que fue el primer amor de Cuba en África. Cuba le brindó ayuda tanto militar como civil, desde antes de que venciera el Frente Argelino de Liberación Nacional (FLN). La historia de la relación de Cuba con Argelia rompe con el estereotipo sobre la política exterior cubana que prevalece en los Estados Unidos y en muchas capitales europeas…”
“A diferencia de otros eventos trascendentales, la invasión de Playa Girón fue comprendida de inmediato como tal por la población a la que afectaba, la cual incorporó su significado a sus representaciones básicas de lo público y a sus decisiones vitales. De entre las numerosas aproximaciones válidas a aquel suceso, he escogido una que estimo muy importante, tanto para el conocimiento de la etapa de esa revolución en la que Girón fue un momento principal, como para que la comprensión de la historia contemporánea sea útil, ante las urgencias de hoy y las necesidades que el futuro nos traza. No me referiré a los eventos bélicos, sino al problema de la fuerza del pueblo en la etapa inmediata anterior. Llamo la atención sobre la necesidad de ahondar en este tema, que apenas esbozo, con ayuda de indagaciones más puntuales y de instrumentos de investigación convenientes, para arribar a síntesis más acertadas y con mayor sustentación en procedimientos empíricos…”
“En Cuba han existido tantas contrarrevoluciones como revoluciones: el autonomismo de finales del siglo XIX y el proceso mediacionista y restaurador de 1934 son prueba de ello. Lo novedoso del proceso contrarrevolucionario posterior a 1959 es que se expresa enajenado absolutamente del poder, trasciende las fronteras nacionales y ubica a los contendientes cubanos en los dos polos del acontecer político americano e internacional. El estudio de la contrarrevolución cubana no puede pasar por alto este carácter supranacional del conflicto…”
En el presente trabajo, el autor se propone seguir las pistas de la Revolución a través de los hitos más sobresalientes de la producción jurídica de estos últimos cuarenta años de convulsa historia, para descubrir algunos particulares y poner de relieve matices que, de otro modo, no podrían ser entendidos.
“En relación con la democracia es donde ha habido cambios más profundos en la izquierda latinoamericana desde el triunfo de la Revolución cubana hasta hoy. Desilusionada de la democracia burguesa o «democracia de los cinco minutos», que reduce la democracia al acto de votar cada equis cantidad de años por un miembro de la clase dominante que debería representar los intereses de los electores, influida por una formación marxista-leninista dogmática y por una lectura simplificada de la Revolución cubana, o movida por una concepción vanguardista del proceso revolucionario, una parte importante de la izquierda marxista-leninista latinoamericana de la década de los 60 y los 70, al denunciar los límites de la democracia representativa burguesa, terminó por dejar en manos de la derecha la bandera de la democracia…”
“No se defiende aquí una visión acrítica de la práctica y la teoría del Che, sino más bien todo lo contrario: hay que entender su figura en un contexto histórico específico, en unas condiciones nacionales e internacionales determinadas, a las que respondió desde una voluntad revolucionaria y una perspectiva estratégica de inspiración marxista, buscando, con una radicalidad que el paso del tiempo no hace sino acrecentar, una coherencia profunda entre pensamiento y acción, entre teoría y vida. Hoy es conocido que el Che que sale de Guatemala tiene un proyecto político definido. Durante la etapa guerrillera, y luego del triunfo de la Revolución cubana, este proyecto se corresponde con la izquierda del Movimiento 26 de Julio, tanto en sus aspectos internos como en sus definiciones internacionales…”
“En la sociedad cubana convergen e interactúan intereses, influencias y aspiraciones de muy diverso signo, refractados por una historia y una cultura de contrastes y singularidades. Este conjunto de factores, unido a la actual situación nacional en los planos regional y mundial, encierran una multiplicidad de interrogantes que hacen de Cuba uno de los laboratorios sociales más apasionantes de esta época. Los investigadores sociales cubanos tienen la tarea de identificar esas interrogantes y proponer respuestas. En esa tarea está implícita una fuerte responsabilidad hacia las raíces históricas y hacia el futuro. Su desempeño no está animado solo por la búsqueda de una racionalidad técnica, sino por una racionalidad orientada por los valores éticos de soberanía, equidad y libertad…”
Una reflexión sintética sobre algunas de las oportunidades y desafíos que le plantean a la proyección externa del socialismo que se construye en Cuba los abruptos cambios mundiales, regionales y nacionales de la última década. El texto sintetiza algunas de las tesis e hipótesis del ensayo inédito «El siglo XXI: oportunidades y desafíos para la Revolución cubana», cuyo primer esquema fue publicado bajo el título «Cuba: realidades y utopías», en Madrid-Cuba: Un puente de ONG (Madrid, 1996). Algunas de las ideas contenidas en este artículo también aparecen desarrolladas en «El Siglo XXI: 10 desafíos para la revolución cubana» (Análisis de Coyuntura, 1998).
Este panel —compuesto por una economista, un médico emigrado, un exdiplomático y un historiador— reflexiona sobre los acontecimientos que caracterizaron singularmente el año 1960 en Cuba, el conflicto social y político que se vivía y la naturaleza del proceso y de los acontecimientos. ¿Por qué se pudo llegar tan rápidamente a un punto en el que la radicalización del conflicto ya no tenía retorno? ¿Cómo y cuándo se alcanzó este punto? ¿Quiénes eran los revolucionarios? ¿Compartían las mismas ideas? ¿En qué medida estas creaban una ideología revolucionaria o cercana al socialismo? ¿Qué era para ellos el socialismo? ¿Quiénes se oponían a la Revolución? ¿Se identificaban con los Estados Unidos? ¿Qué significaba el anticomunismo? ¿En qué medida eran inevitables la velocidad y la polarización extrema que alcanzó el proceso en el transcurso de ese año? ¿Pudo haber sido diferente el cambio? ¿Menos rápido y polarizado? ¿Qué alternativas podrían haber ocurrido en esta historia?
El Tratado de economía marxista de Ernest Mandel, dirigente de la Cuarta Internacional, así como algunos artículos suyos, fueron muy apreciados por Ernesto Che Guevara en 1963, algo que le animaría a invitarlo a Cuba unos meses más tarde. Mandel critica los planteamientos de Stalin con relación con la" ley del valor" y rechaza las relaciones mercantiles entre empresas estatales ; apoya los estímulos morales y la importancia de la democracia socialista. Excepto en este último punto, que no fue abordado por Guevara, sus posiciones coinciden. En su primera visita a La habana en 1964, ambos se reunieron en varias ocasiones y tras su partida continuó manteniendo estrechas relaciones con Cuba. Durante su segundo viaje, en 1967, el encuentro no fue posible, lo que no impidió la publicación de varios artículos suyos en apoyo a la Revolución cubana y la OLAS. Ya en los años 90, prosigue su relación con Cuba denunciando los intentos de Moscú de apropiarse del legado del Che, expresando hasta el final de su vida su solidaridad con el pueblo cubano frente al bloqueo de los Estados Unidos y apoyando el reclamo de Fidel Castro al impago de las deudas ilegítimas.
El artículo muestra, en un recorrido histórico, las acciones realizadas por la dirección revolucionaria desde los albores del triunfo rebelde hasta la actualidad, dirigidas a desterrar el burocratismo, reprimir la burocracia —ambos heredados y hasta renacidos—, así como emprender una política de cuadros socialista. Se presentan consideraciones teóricas sobre la relación burocratismo-burocracia que remiten, sobre todo, a V. I. Lenin, quien legó numerosas reflexiones acerca de este problema y cómo enfrentarlo en la transición socialista. Para el caso cuban, se utilizan las informaciones sobre el tema incluidas en los libros Documentos de la Revolución Cubana 1959 a 1969; en especial, las ideas y acciones de Fidel Castro y Che Guevara para erradicarlos y desarrollar una política de cuadros socialista. Además, se avanza en el tiempo en un intento por esbozar la situación de enfrentamiento al burocratismo-burocracia y la política de cuadros desde 2011 hasta 2021.
“Desde el punto de vista histórico, la «transición democrática» se ha comportado de manera coherente con los intereses del capitalismo; es un proyecto político y económico complejo, rico en experiencias nacionales y en bibliografía documental y analítica. El presente trabajo pretende incorporar algunas reflexiones acerca de la «transición democrática» como proyecto político, en general, y como variante que se promueve contra la Revolución cubana, fundamentalmente desde los Estados Unidos…”
“El propósito de este artículo es abordar, desde el prisma del sujeto de la época, el modo en que el lenguaje expresa la progresiva subversión de valores ocurrida durante los primeros diecisiete meses de la joven Revolución cubana. Ello no implica abordar el lenguaje desde sus determinaciones semióticas o estructurales, sino como indicador de la contradictoriedad del cambio en la totalidad social. La ambivalencia del lenguaje permite tanto la incorporación de nuevos significados a viejos signos como el surgimiento espontáneo de otros completamente nuevos. El lenguaje, al cumplir con su función de designar lo real, es el vehículo que objetiva el acontecer de la convulsión social y le ofrece así al partícipe la posibilidad de nombrar los nuevos eventos en que está inmerso…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2000, en la modalidad de Ciencias sociales)
“Con frecuencia, defendemos o cuestionamos el carácter legítimo de una institución, o de cualquier acción que se derive de ella, sin tener definido por anticipado qué entendemos por legitimidad, y este déficit se hace notar en arbitrariedades e incoherencias. ¿Por qué pensamos que unas instituciones son legítimas y otras no? ¿Qué legitima a unas instituciones y no a otras? ¿A partir de qué criterios legitimamos? ¿Quién o quiénes legitiman dentro del sistema social? Estas son las preguntas que motivan mis reflexiones, y que creo apuntan al centro de la cuestión…”
En ocasión del aniversario 150 del nacimiento de José Martí, Temas entrevistó a Armando Hart, dirigente histórico de la Revolución, antiguo ministro de Educación y de Cultura, actual director de la Oficina del Programa Martiano. Su visión sobre la historia de las ideas, el conocimiento social, la fe y la cultura del socialismo, junto a otros problemas, ofrece un testimonio excepcional.
La cuestión racial y sus implicaciones políticas en Cuba han estado en el centro de atención en los últimos años. Una parte representativa de la sociedad cubana ha generado recientemente discursos de conciencia racial y epistemologías antirracistas como resultados, directos o indirectos, pero positivos, del encuentro con las ideas de descolonización promovidas por diversos movimientos negros y por las (re)lecturas de intelectuales negros de la región. Este artículo explora críticamente, a través de la historia y el carácter multidisciplinario de los estudios culturales, las interconexiones regionales entre el Panafricanismo, el pensamiento social e intelectual caribeño y las expresiones de estas ideas en Cuba; se centra en la identidad, la conciencia negra y el efecto tangencial de la ideología política panafricanista en Cuba, en tres periodos diferentes. Argumento que las ideas difundidas por Marcus Garvey, Walter Rodney y Bob Marley proporcionan puntos de conexión ideológica en la evaluación de las conexiones transculturales entre Cuba y el Caribe anglófono.
Víctor Dreke es un archivo viviente. Hoy en día, a la edad de 87 años, su vida representa la historia de la Revolución cubana. Tenía 15 años cuando Fulgencio Batista dio un golpe militar. Fue en este momento que se unió a la resistencia contra la policía y el ejército del dictador. Una vez que la Revolución hubo triunfado asumió liderazgo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Luchó contra los grupos contrarrevolucionarios apoyados por los EE.UU. en Playa Girón y en las montañas del Escambray, y se unió al Che Guevara en el Congo. Trabajó con el brillante teórico Amílcar Cabral en Guinea Bissau y Cabo Verde, y entrenó a numerosos líderes de África en Cuba. Esta entrevista examina la vida de este hombre excepcional en el contexto de eventos extraordinarios.
Reseña crítica del reciente libro de Michael J. Bustamante, Cuban Memory Wars: Retrospective Politics in Revolution and Exile, que detalla argumentos y discusiones orales y escritas formulados tanto en Cuba como en los Estados Unidos sobre la Revolución cubana a lo largo de sus primeros veinte años. Este ensayo sostiene que lo mejor del libro de Bustamante es su énfasis en la movilización y la contestación de la historia y la memoria y que está menos desarrollado en aspectos referentes a género, raza, sexualidad y derechos humanos.
Este artículo recorre las fértiles polémicas que, en los años 60 del siglo XX, giraron en torno a las políticas culturales cubanas.
Las visitas de Jean P. Sartre a la Isla desplegaron un debate, aún vigente: ¿Qué ideología caracteriza a la Revolución cubana? En este artículo el autor analiza si en aquel momento, el filósofo francés vio este acontecimiento social, en construcción o no.
“El presente ensayo indaga el contenido revolucionario y político de la autoridad carismática de Fidel Castro, algo que se encuentra poco en la literatura. Me aparto del usual canon incontestado que solo presta atención al hombre y no a las políticas a que da origen su ejercicio del poder. Además, examino el contexto en que se produce la adopción de decisiones. La práctica objetiva de la Revolución es fundamental para hacer comprensible la autoridad carismática de Fidel Castro…”
El propósito de este texto es hacer un breve examen de la constitución del poder revolucionario en los primeros años de la Revolución cubana. Indaga en la capacidad del régimen surgido, tras el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, para consolidarse y reproducirse en el tiempo. el autor sostiene que ello fue posible, en gran medida, por el carácter extraordinario del poder emanado de una revolución política que deviniera, entre los años 1959 y 1963, un poder social hegemónico al servicio de los intereses de las grandes mayorías del país. Este examen no se propone historiar un período particularmente rico en acontecimientos, sino exponer la lógica del proceso que propició la constitución de un poder revolucionario incontrastable.
“Conversando en un café de Little Havana o en la sala de su casa en Coral Gables, me ha impresionado la estructuración de su discurso, revelador de un largo oficio de periodista. Se detiene en los más arduos temas con un tono casi didáctico, sin rebuscamientos teóricos, aunque con una armazón conceptual y un orden lógico que no abandona, incluso cuando entra en digresiones. La intensidad de sus ideas y la precisión de sus argumentos, muchos de ellos altamente polémicos, se mantienen intactos...”
Muy probablemente, el lector tenga en sus manos la única entrevista que Manuel Ray haya concedido nunca a ninguna publicación, donde se aborden ciertos temas claves para entender la política del anticastrismo. Protagonizada por los Estados Unidos, con la activa participación de otros actores no tan secundarios, esta política compleja se extendería, desde 1959 y la crucial década de los 60, sobre los años posteriores, y haría sentir algunas de sus repercusiones hasta el presente. Aun con sus vericuetos, omisiones y contradicciones, este testimonio tributa al conocimiento de esa larga historia.
En el presente artículo se examinan dos asuntos: las razones por las cuales el gobierno de los Estados Unidos apoyó en forma encubierta a la contrarrevolución cubana y por qué esa política se tornó contraproducente. El gobierno toleró y, en algunos casos, pagó a los emigrados contrarrevolucionarios debido a que, a raíz de la invasión de Bahía de Cochinos, en abril de 1961, los dirigentes políticos norteamericanos no habían ideado otra política factible para derrocar el régimen comunista de Fidel Castro. Los exiliados cubanos llenaron este vacío político.
“En su primer mensaje como ministro de las FAR, Raúl Castro indicó claramente que la Revolución tomaría su defensa en serio: «Nunca estaremos satisfechos hasta que con nuestra organización, y contando siempre con la colaboración irremplazable del pueblo de Cuba, nuestro país pueda hacerse respetar militarmente por pequeños y poderosos». Hizo realidad sus palabras. Estas podían haberse aplicado igualmente a extranjeros y cubanos, porque ya se acumulaban dentro del país aquellos que se oponían, a brazo partido, al experimento revolucionario. Esa oposición ya había tomado las armas y obtenido el apoyo de elementos en los Estados Unidos. Y las relaciones con este país, antes tensas por causas políticas y económicas, esencialmente, ahora verían también la defensa como una fuente importante de conflicto…”
La entrada en Checoslovaquia de fuerzas militares de la Unión Soviética y otros países miembros del Tratado de Varsovia en 1968, así como los sucesos que se derivaron de este hecho, pusieron en grave peligro la seguridad de la nación cubana y sus logros revolucionarios. A cuarenta años de aquellos sucesos, habría que irse mucho más atrás en la historia para explicar juiciosamente lo que había ocurrido en Checoslovaquia y cómo repercutía en Cuba; pero, a los efectos de este artículo, el autor se retrotrae solo a los inicios de la década de los años 60 del siglo XX en la república socialista de Checoslovaquia, cuando el proceso llamado de desestalinización comenzaba a tomar un segundo aire en la Unión Soviética y en los países socialistas de Europa oriental.
Este ensayo pretende comentar los grandes debates de la década de los 60 en Cuba y reflexionar sobre su impacto en las políticas públicas. No se busca hacer un análisis exhaustivo de su contenido, sino más bien dar cuenta del perfil de los actores que participaron y ubicarlos a ellos y a los propios debates en el contexto nacional y la lucha dentro de la Revolución, así como relacionarlos con la situación internacional en la cual se desarrollaron. Las confrontaciones se realizan impulsadas por el propio gobierno o por ciertos actores políticos, con la intención de influir en determinadas decisiones; en este sentido resulta relevante analizar su impacto.
“El ataque sudafricano contra Cassinga es un episodio en la guerra de liberación de África austral, cuya historia ha sido generalmente ignorada por los estudiosos. Lo poco que se ha escrito depende casi exclusivamente de fuentes occidentales. Esto conduce inevitablemente a un enfoque etnocéntrico que está presente incluso en los trabajos de los investigadores escandinavos del Afrikainstitutet de Uppsala. Es la adición de las fuentes de Cuba, África y el antiguo bloque soviético lo que nos ha permitido llegar a una comprensión más exacta de esa lucha en África y, más generalmente, en el Tercer mundo. Utilizando este enfoque, analizo la contribución de Cuba a la independencia de Namibia. Solo ofrezco algunas instantáneas; un informe completo aparecerá en mi próximo libro, Misiones en conflicto,,,”
“En 1972, con la integración al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), Cuba quedó incorporada a la división internacional socialista del trabajo. Los países del Consejo concentraron durante más de treinta años, el monto fundamental de su comercio exterior, y aportaron, en lo esencial, los medios financieros, la asistencia técnica y tecnológica, así como las perspectivas del futuro desarrollo económico-industrial del país…”
“El nivel de desviación de un sistema institucional respecto del orden normativo que lo genera es medida de la legitimidad del conjunto, pues define la coherencia con que relaciona sus fines y sus medios. Como muchos otros, el constitucionalismo cubano cuenta la historia de su particular desviación, la tradición de siglos resumida en Cuba con la frase «la ley se acata, pero no se cumple». Para enfrentar el desafío de reunir la ley con la práctica política, el socialismo cubano carga complejas herencias: la tradición colonial, la historia de la desustanciación del republicanismo liberal y el relato del socialismo históricamente existente sobre la «democracia socialista»…”
“No resulta fácil aproximarse desprejuiciadamente desde las ciencias sociales, sin condicionamientos ateizantes ni apologéticos, a una institución tan compleja y multifacética como la Iglesia católica, apostólica y romana, de larguísima historia, donde la tradición sigue pesando tanto, para analizar sus encuentros y desencuentros con un proceso político tan radical como la Revolución cubana, que arriba al medio siglo. Los desencuentros entre la Iglesia católica y el Gobierno revolucionario se iniciaron desde 1959, se acrecentaron con la proclamación socialista de la Revolución y se institucionalizaron con la Constitución de 1976, que declaró el carácter ateo del Estado. Los especialistas coinciden en que el campo religioso cubano en estos cincuenta años registra significativos cambios, caracterizándole la mayor pluralidad y acentuada movilidad…”
(Reseña crítica de Poder vivir en Cuba, diálogo y propuesta a partir del Ciclo Taller «Vivir la Revolución a 50 años de su triunfo», ICIC Juan Marinello, 2011). “Fulminante en su prosa y espontáneo en su redacción, quizás una de las propiedades más apreciables del libro sea su estilo directo, auténtico y sin muchos rodeos teóricos, lo cual nos hace pensar que trasciende de algún modo el ensayo o la investigación social en lo tocante a las limitaciones que en ocasiones impone la exigencia de la demostración científica…”
“Rodeado de libros, sentado junto a su buró de trabajo, me recibió Julio García Oliveras, quien se considera solo un sobreviviente, y su contribución a la Revolución cubana, un átomo de polvo que comenzó cuando decidió seguir a José Antonio Echeverría, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana. A la edad de 77 años, mantiene una privilegiada memoria que le permite narrar episodios de su etapa juvenil como sucesos recientes, y todavía se le humedecen los ojos cuando habla de sus compañeros caídos en la lucha…”
“Antes de 1959, Fabián Escalante fue dirigente de la Juventud Socialista y combatió la dictadura de Batista. Con menos de veinte años, ingresó como mecanógrafo en la Seguridad, cuando esta se empezaba a organizar; allí estuvo casi cuatro décadas, llegó a ser jefe y alcanzó el grado de General de División. A principios de los 90, fundó el Centro de Asuntos de la Seguridad Nacional, y desde entonces se dedicó a la investigación histórica. En los últimos años, ya retirado del MININT, ha escrito diez libros. Accedió de inmediato a esta entrevista, a la que dedicamos tres largas sesiones en la oficina de Temas. Escucharlo reconstruir aquella historia no solo equivale a revivir hechos insólitos o ignorados, desde el ángulo de un protagonista, sino poder reinterpretar toda una etapa de nuestra historia…”
“Cualquier caracterización de la sociedad cubana posterior a 1958 tendría que incluir, necesariamente, su extraordinaria interacción con África. Y ello no solo por el fuerte contraste con los decenios republicanos anteriores al advenimiento del poder revolucionario, cuando las políticas oficiales y los intereses de los estratos sociales dominantes ignoraban y despreciaban a un continente que ofreció a Cuba un enorme aporte demográfico y cultural, sino también por el considerable impacto renovado que este ha tenido desde entonces sobre los cubanos, y que ha contribuido a moldear nuestro perfil nacional y revolucionario de múltiples maneras…”
“Cuando comencé a visitar Cuba, en 1979, no muchas personas del Reino Unido lo hacían, y era relativamente difícil llegar: no había vuelos directos y no se trataba de un destino popular de vacaciones. Los visitantes eran «delegados» a los que siempre acogía una organización –en mi caso, el ICAIC. Los atendía un «responsable» que también era su intérprete, se les paseaba por los alrededores, se les llevaba a restaurantes y al mar los fines de semana. Ahora hay vuelos directos desde más de una ciudad inglesa, y me ha sorprendido saber cuántas personas van de vacaciones a Cuba, individuos de todas las edades, pertenecientes a diversas clases sociales. Lo anterior no significa que estén necesariamente mejor informadas…”
Este trabajo se propone analizar la polémica digital como ejemplo de una posición histórica de la intelectualidad de la Isla: la de erigirse en vanguardia en lo relacionado con la interrogación crítica sobre la realidad circundante. Para ello se indica, en esencia, la vinculación directa de este debate con las condiciones del espacio público cubano, y se refieren algunas tendencias generales en determinados períodos históricos de la Revolución, en los que el sector mencionado se ha destacado por sus posicionamientos transgresores en el área de confrontación ciudadana.
(Premio Temas de Ensayo 2007 en la modalidad de Estudios sobre arte y literatura.) “Hay una frase de Tomás Gutiérrez Alea que alcanza a explicar, como nada, no solo el devaneo institucional a propósito de las artes plásticas, sino el desfase del esquema funcional del socialismo: en este, el guion resulta maravilloso, suena coherente, altruista, fecundador; el problema viene con la puesta en escena. Eso es: el desfase entre el diseño ideológico, filosófico, de la política cultural, y las variables interpretaciones de la institución que en el día a día se encarga de hacerla posible. O imposible…”
“Profundas transformaciones en la condición y posición de las mujeres cubanas han tenido lugar en el transcurso de los últimos cincuenta años, como resultado de la voluntad política de la dirección de la Revolución, y de la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres. Necesidades prácticas vinculadas a sus condiciones de vida y a la reproducción han sido tenidas en cuenta, así como otras de carácter estratégico, que permitieran cambiar su posición en relación con los hombres). El acceso a importantes recursos y la posibilidad de decidir sobre ellos, además de modificaciones a la legislación, las instituciones y la educación estuvieron entre las medidas más importantes. La participación de las propias mujeres como protagonistas del desarrollo ha sido el elemento clave de todos estos procesos transformadores…”
“La distribución espacial de la población está estrechamente relacionada con la localización de las fuerzas productivas en el espacio. Las migraciones internas y la distribución y redistribución de la población constituyen parte de un proceso continuo de asentamiento o poblamiento en los territorios, que modifica sus dimensiones, incrementándolas unas veces y reduciéndolas otras. Se tiene una «versión» precisa de su localización cuando se produce un levantamiento censal, una especie de fotografía de ese momento, pues, como tal, el proceso es de constante movimiento…”
Este trabajo intentará profundizar en las políticas dirigidas a algunos componentes importantes de la estructura social, desde la perspectiva sociodemográfica, en particular la niñez y la juventud, así como la mujer y las personas de la tercera edad. Estos constituyen grupos privilegiados de esta política, en distintas dimensiones. Aunque el desarrollo social en Cuba, los modelos de política social diseñados, su gestión y sus resultados han sido objeto de análisis de las ciencias sociales en diferentes momentos, no han contado con la sistematicidad y la integralidad requeridas, dado el significativo peso que tienen en el modelo socialista cubano.
“Los problemas fundamentales con que tropieza el tema racial son tanto su desconocimiento como el soslayamiento de que es objeto continuamente, así como la insuficiente elaboración propia sobre el tema. Se trata de un asunto sobre el cual muchas personas consideran que no vale la pena hablar. La intención de elaborar un modelo para el estudio e investigación del tema –lo cual pretende llenar la necesidad de teorización sobre él– y la amplitud y forma con que se exploran muchos fenómenos de la actualidad, la he desarrollado en Desafíos de la problemática racial en Cuba, del cual este artículo es un resumen.”
“El advenimiento de una nueva estructura socioeconómica, de radicales cambios, no podía dejar de tener incidencias, también notorias, en el festejo popular capitalino por excelencia. La primera etapa del carnaval revolucionario (de 1959 a 1966) fue la más rica y genuina en el devenir histórico del festejo, teniendo en cuenta la amplia participación mancomunada de todos los componentes sociales de entonces: intelectuales, artistas, obreros, empleados, militares, niños, etc.; y en su condición de detonante por excelencia contra los prejuicios raciales heredados del período colonial. En la década de los 70 se van introduciendo cambios que laceran las tradiciones carnavalescas, al modificar elementos que habían permanecido durante mucho tiempo en el imaginario popular. Algunas de estas distorsiones estuvieron muy vinculadas con la propia instauración del modelo socialista, en un período de radicalización que marcó todos los aspectos de la vida en el país…”
“Sería un grave error desconocer o subestimar la experiencia del socialismo europeo. Es necesario estudiarla de manera sistemática, sin miedo, porque no es cierto que no tenga nada que ver con nosotros. Para probarlo, basta indagar la opinión de las decenas de miles de cubanos que conocimos, con cierto detalle, los errores que allí se cometieron. Es cierto que el socialismo cubano es fruto de una revolución interna, y que está directamente vinculado con la independencia y la dignidad de la nación, lo que no sucedía con ninguno de aquellos países. Pero también es verdad que la influencia del modelo socialista europeo se mantuvo en Cuba durante tres décadas…”
“Son evidentes las imperfecciones e insuficiencias del sistema político cubano. Han sido reconocidas tanto en el discurso oficial como en los medios académicos. No se está en presencia de un socialismo puro, maduro, acabado. El proceso de transición se produce en condiciones en gran medida anormales, por lo que su sistema político y su democracia tienen que reflejar ese estadio de desarrollo. Este artículo propone analizar las reformas con propensión integral…”
“Sin pretensiones de ofrecer conclusiones acabadas en un debate aún en curso en las ciencias sociales cubanas, y que podríamos enunciar como la problematización sobre los avances y limitaciones de la experiencia de la transición socialista en su calidad de proceso emancipador, mencionaré sumariamente algunos de los puntos focales de ese debate, en el que se entremezclan aspectos epistemológicos, teóricos y de la lógica de las trasformaciones prácticas. El imaginario vigente sobre el socialismo en las subjetividades de los actores resulta extraordinariamente variado y difuso. Esbozo en el presente texto mi propio imaginario —que dialoga con la vida concreta y no tiene pretensiones de verdad teórica—, a manera de respuestas, tentativas y provisorias, sobre el gran tema del socialismo en la contemporaneidad como alternativa de cambio…”
(Premio en el Concurso de Ensayo Cinematográfico, convocado por Temas en el marco de la VII Muestra de Nuevos Realizadores, 2007) “Los nuevos realizadores cubanos están buscando su lugar. Al tiempo que interpretan su realidad cambiante, exploran el significado de ser «cubano» en el siglo XXI. Luchan constantemente por insertarse en la tradición fílmica de su país, y contribuir a su desarrollo. Por consiguiente, en momentos cuando el cine revolucionario cubano cumple cincuenta años, es apropiado centrar la atención en estos noveles realizadores. Al igual que generaciones anteriores de cineastas cubanos, los nuevos están empleando la cámara para retratar y construir la cubanía. Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, muchos no trabajan en el ICAIC. Filmando desde los márgenes, examinan problemas persistentes y cuestionan verdades aceptadas…”
“La Revolución cubana no se identifica solo con aquel gran acontecimiento, sino con su continuidad en el tiempo, su presente y su proyección en el futuro. En virtud de esa visión, los jóvenes actuales emergen como un sujeto ineludible. De ahí que nos resulte familiar el discurso que resalta sus valores, dice confiar en sus capacidades y deposita esperanza y optimismo en su voluntad de perfeccionar el proceso. Sin embargo, no menos conocido es el sentido opuesto, donde los jóvenes actuales, supuestamente carentes de valores morales, cultura política y compromiso, son presentados como desmotivados, frívolos y deseosos de emigrar. Puesto que resulta atinado desconfiar de nociones que tributen a la simplicidad, se impone la constante indagación; aunque, en este caso, la modestia del recurso invertido solo aspire a verificar que los fenómenos sociales son siempre complejos y, dentro de los procesos revolucionarios, especialmente contradictorios…”
(Reseña crítica de La política cultural del período revolucionario: memoria y reflexión (compilado por Eduardo Heras León y Desiderio Navarro), publicado por el Centro Teórico-Cultural Criterios en 2008). “Decir que estamos hablando de un libro trascendental no sería exagerado; que sea una obra aún incompleta no lo demerita. Pienso que La política cultural del período revolucionario: memoria y reflexión es un producto intelectual que se conecta con una tradición de activismo revolucionario, tan necesario para buscar-crear-realizar todas las vías posibles para la socialización del saber sobre una sociedad, su época y sus cambios. Esos textos y su proyecto intelectual serán el eje de este artículo, con énfasis en aquellos aspectos que considero importantes para pensar el presente y el futuro desde la vuelta al pasado…”
El presente trabajo se centra en la influencia cultural del internacionalismo cubano en la perspectiva Norte-Sur; en él, utilizo el ejemplo de los movimientos antiautoritarios de Berlín occidental ante la Revolución cubana, y formulo algunas cuestiones preliminares que considero particularmente relevantes para el tema y para comprender la relación de los jóvenes de Berlín con Cuba.
En los primeros días de enero de 1968, se desarrolló el Congreso Cultural de La Habana (o Congreso Mundial de la Cultura), en el que se reunió medio millar de intelectuales de distintas tendencias de izquierda del orbe. La coyuntura en la que se realizó este evento fue un momento de muchas tensiones políticas dentro del ámbito de la Guerra Fría y en un país, Cuba, enfrentado a las múltiples agresiones de los gobiernos de los Estados Unidos, con la muerte reciente de Ernesto Che Guevara, como telón de fondo. El Congreso fue la expresión de una posible tercera vía de comunión de las fuerzas revolucionarias mundiales, un nuevo frente internacional, que no llegó a cristalizar. El texto analiza estas circunstancias.
“El período 1964-1967 se caracterizó por una consolidación de la actividad productiva y un auge constante de la producción. La tasa de importaciones en 1967 fue 13,1%, mientras que en el anterior quinquenio registró 15,1%. Ello muestra que el crecimiento se apoyó fundamentalmente en las posibilidades internas de la economía Entre 1966 y 1967 hubo gran desarrollo en la economía cubana bajo las nuevas formas sociales de producción y en condiciones de disminución de dependencia externa. Sin embargo, a partir de 1968 se produjo una desaceleración…”
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