miércoles, 03-07-2024
“El debate sobre el tema del marxismo en la Revolución cubana es mucho más complejo que lo que traslucen el discurso ideológico, el sistema de enseñanza y el movimiento editorial y publicístico. Sobre todo porque la reflexión crítica, que vuelve a abrirse paso en los últimos años, no cuenta aún con espacios ni con estímulo suficientes para calar con la hondura necesaria en el trayecto mismo de nuestra historia reciente, tan saturada de entrega y heroicidad que la apologética parecería a veces estar de más…”
“A cuarenta años del triunfo revolucionario del Primero de enero de 1959, el recuento y valoración de los acontecimientos y fenómenos que alumbraron una nueva correlación de fuerzas en el plano internacional no solo permite esclarecer los rasgos y causas últimas de esa hora de mudanzas en la política mundial, sino también identificar procesos y tendencias que irían ofreciendo diferentes contextos a la gesta revolucionaria y que aún se hacen visibles en la transfigurada y convulsa realidad de nuestros días. En consecuencia, parece pertinente ofrecer un inventario de los cambios habidos en el escenario internacional durante los años 1953-1958, delimitar su significación, fijar su rumbo y constatar su vigencia. Todo ello desde el punto de vista de la supervivencia y continuidad de la Revolución cubana…”
“A partir de enero de 1959 fueron iniciados profundos cambios políticos y socioeconómicos que transformaron radicalmente la herencia neocolonial republicana en Cuba. De ahí la importancia de examinar, aun de modo sucinto, los antecedentes del período revolucionario para una más cabal comprensión de la necesidad y exigencia del proceso histórico que liquidó el andamiaje del antiguo régimen. Esto permitirá contar con puntos esenciales de referencia para conocer los problemas vitales que afectaban al pueblo cubano durante uno de los más convulsos y significativos espacios temporales de la República neocolonial. Con el fin de establecer un método en la exposición de los problemas, estos se presentan con un orden convencional de acápites íntimamente interrelacionados, como partes del universo socioeconómico antes del triunfo popular revolucionario en 1959…”
Este trabajo está basado en el libro Crónica de un fracaso imperial: la política de la administración Eisenhower hacia Cuba en 1958 y el derrocamiento de la dictadura de Batista, que resultó finalista en el Concurso Casa de las Américas de 1998 (Categoría Ensayo) y está en proceso de edición por la Editorial de Ciencias Sociales. En su preparación el autor se basó en la reciente publicación de varias colecciones de documentos norteamericanos desclasificados, entre ellos el tomo correspondiente a las relaciones con Cuba entre 1958 y 1960, publicado por el Departamento de Estado en 1991.
Premio Temas de Ensayo 1999, en la modalidad de Ciencias Sociales. En este texto, el autor describe la rapidez, discreción y modesto escenario en que desenvolvió el proceso de redacción de la Ley de Reforma Agraria cubana, por un grupo de trabajo al que fue incorporado a principios de 1959.
“Apenas unos meses después de la victoria de Fidel Castro se produjo un acercamiento a África, el continente que estaba empezando a recobrar su libertad. Che Guevara y Raúl Castro viajaron a El Cairo en junio de 1959 y julio de 1960, respectivamente, y Fidel Castro pronunció un discurso en Naciones Unidas en septiembre de 1960, en el que trató elocuentemente los problemas africanos. Se establecieron cordiales relaciones con unos cuantos países africanos, sobre todo Egipto, Ghana y Guinea; y especialmente con Argelia, que fue el primer amor de Cuba en África. Cuba le brindó ayuda tanto militar como civil, desde antes de que venciera el Frente Argelino de Liberación Nacional (FLN). La historia de la relación de Cuba con Argelia rompe con el estereotipo sobre la política exterior cubana que prevalece en los Estados Unidos y en muchas capitales europeas…”
“A diferencia de otros eventos trascendentales, la invasión de Playa Girón fue comprendida de inmediato como tal por la población a la que afectaba, la cual incorporó su significado a sus representaciones básicas de lo público y a sus decisiones vitales. De entre las numerosas aproximaciones válidas a aquel suceso, he escogido una que estimo muy importante, tanto para el conocimiento de la etapa de esa revolución en la que Girón fue un momento principal, como para que la comprensión de la historia contemporánea sea útil, ante las urgencias de hoy y las necesidades que el futuro nos traza. No me referiré a los eventos bélicos, sino al problema de la fuerza del pueblo en la etapa inmediata anterior. Llamo la atención sobre la necesidad de ahondar en este tema, que apenas esbozo, con ayuda de indagaciones más puntuales y de instrumentos de investigación convenientes, para arribar a síntesis más acertadas y con mayor sustentación en procedimientos empíricos…”
“En Cuba han existido tantas contrarrevoluciones como revoluciones: el autonomismo de finales del siglo XIX y el proceso mediacionista y restaurador de 1934 son prueba de ello. Lo novedoso del proceso contrarrevolucionario posterior a 1959 es que se expresa enajenado absolutamente del poder, trasciende las fronteras nacionales y ubica a los contendientes cubanos en los dos polos del acontecer político americano e internacional. El estudio de la contrarrevolución cubana no puede pasar por alto este carácter supranacional del conflicto…”
En el presente trabajo, el autor se propone seguir las pistas de la Revolución a través de los hitos más sobresalientes de la producción jurídica de estos últimos cuarenta años de convulsa historia, para descubrir algunos particulares y poner de relieve matices que, de otro modo, no podrían ser entendidos.
“En relación con la democracia es donde ha habido cambios más profundos en la izquierda latinoamericana desde el triunfo de la Revolución cubana hasta hoy. Desilusionada de la democracia burguesa o «democracia de los cinco minutos», que reduce la democracia al acto de votar cada equis cantidad de años por un miembro de la clase dominante que debería representar los intereses de los electores, influida por una formación marxista-leninista dogmática y por una lectura simplificada de la Revolución cubana, o movida por una concepción vanguardista del proceso revolucionario, una parte importante de la izquierda marxista-leninista latinoamericana de la década de los 60 y los 70, al denunciar los límites de la democracia representativa burguesa, terminó por dejar en manos de la derecha la bandera de la democracia…”
“No se defiende aquí una visión acrítica de la práctica y la teoría del Che, sino más bien todo lo contrario: hay que entender su figura en un contexto histórico específico, en unas condiciones nacionales e internacionales determinadas, a las que respondió desde una voluntad revolucionaria y una perspectiva estratégica de inspiración marxista, buscando, con una radicalidad que el paso del tiempo no hace sino acrecentar, una coherencia profunda entre pensamiento y acción, entre teoría y vida. Hoy es conocido que el Che que sale de Guatemala tiene un proyecto político definido. Durante la etapa guerrillera, y luego del triunfo de la Revolución cubana, este proyecto se corresponde con la izquierda del Movimiento 26 de Julio, tanto en sus aspectos internos como en sus definiciones internacionales…”
“En la sociedad cubana convergen e interactúan intereses, influencias y aspiraciones de muy diverso signo, refractados por una historia y una cultura de contrastes y singularidades. Este conjunto de factores, unido a la actual situación nacional en los planos regional y mundial, encierran una multiplicidad de interrogantes que hacen de Cuba uno de los laboratorios sociales más apasionantes de esta época. Los investigadores sociales cubanos tienen la tarea de identificar esas interrogantes y proponer respuestas. En esa tarea está implícita una fuerte responsabilidad hacia las raíces históricas y hacia el futuro. Su desempeño no está animado solo por la búsqueda de una racionalidad técnica, sino por una racionalidad orientada por los valores éticos de soberanía, equidad y libertad…”
Una reflexión sintética sobre algunas de las oportunidades y desafíos que le plantean a la proyección externa del socialismo que se construye en Cuba los abruptos cambios mundiales, regionales y nacionales de la última década. El texto sintetiza algunas de las tesis e hipótesis del ensayo inédito «El siglo XXI: oportunidades y desafíos para la Revolución cubana», cuyo primer esquema fue publicado bajo el título «Cuba: realidades y utopías», en Madrid-Cuba: Un puente de ONG (Madrid, 1996). Algunas de las ideas contenidas en este artículo también aparecen desarrolladas en «El Siglo XXI: 10 desafíos para la revolución cubana» (Análisis de Coyuntura, 1998).
Este panel —compuesto por una economista, un médico emigrado, un exdiplomático y un historiador— reflexiona sobre los acontecimientos que caracterizaron singularmente el año 1960 en Cuba, el conflicto social y político que se vivía y la naturaleza del proceso y de los acontecimientos. ¿Por qué se pudo llegar tan rápidamente a un punto en el que la radicalización del conflicto ya no tenía retorno? ¿Cómo y cuándo se alcanzó este punto? ¿Quiénes eran los revolucionarios? ¿Compartían las mismas ideas? ¿En qué medida estas creaban una ideología revolucionaria o cercana al socialismo? ¿Qué era para ellos el socialismo? ¿Quiénes se oponían a la Revolución? ¿Se identificaban con los Estados Unidos? ¿Qué significaba el anticomunismo? ¿En qué medida eran inevitables la velocidad y la polarización extrema que alcanzó el proceso en el transcurso de ese año? ¿Pudo haber sido diferente el cambio? ¿Menos rápido y polarizado? ¿Qué alternativas podrían haber ocurrido en esta historia?
El Tratado de economía marxista de Ernest Mandel, dirigente de la Cuarta Internacional, así como algunos artículos suyos, fueron muy apreciados por Ernesto Che Guevara en 1963, algo que le animaría a invitarlo a Cuba unos meses más tarde. Mandel critica los planteamientos de Stalin con relación con la" ley del valor" y rechaza las relaciones mercantiles entre empresas estatales ; apoya los estímulos morales y la importancia de la democracia socialista. Excepto en este último punto, que no fue abordado por Guevara, sus posiciones coinciden. En su primera visita a La habana en 1964, ambos se reunieron en varias ocasiones y tras su partida continuó manteniendo estrechas relaciones con Cuba. Durante su segundo viaje, en 1967, el encuentro no fue posible, lo que no impidió la publicación de varios artículos suyos en apoyo a la Revolución cubana y la OLAS. Ya en los años 90, prosigue su relación con Cuba denunciando los intentos de Moscú de apropiarse del legado del Che, expresando hasta el final de su vida su solidaridad con el pueblo cubano frente al bloqueo de los Estados Unidos y apoyando el reclamo de Fidel Castro al impago de las deudas ilegítimas.
El artículo muestra, en un recorrido histórico, las acciones realizadas por la dirección revolucionaria desde los albores del triunfo rebelde hasta la actualidad, dirigidas a desterrar el burocratismo, reprimir la burocracia —ambos heredados y hasta renacidos—, así como emprender una política de cuadros socialista. Se presentan consideraciones teóricas sobre la relación burocratismo-burocracia que remiten, sobre todo, a V. I. Lenin, quien legó numerosas reflexiones acerca de este problema y cómo enfrentarlo en la transición socialista. Para el caso cuban, se utilizan las informaciones sobre el tema incluidas en los libros Documentos de la Revolución Cubana 1959 a 1969; en especial, las ideas y acciones de Fidel Castro y Che Guevara para erradicarlos y desarrollar una política de cuadros socialista. Además, se avanza en el tiempo en un intento por esbozar la situación de enfrentamiento al burocratismo-burocracia y la política de cuadros desde 2011 hasta 2021.
“Desde el punto de vista histórico, la «transición democrática» se ha comportado de manera coherente con los intereses del capitalismo; es un proyecto político y económico complejo, rico en experiencias nacionales y en bibliografía documental y analítica. El presente trabajo pretende incorporar algunas reflexiones acerca de la «transición democrática» como proyecto político, en general, y como variante que se promueve contra la Revolución cubana, fundamentalmente desde los Estados Unidos…”
“El propósito de este artículo es abordar, desde el prisma del sujeto de la época, el modo en que el lenguaje expresa la progresiva subversión de valores ocurrida durante los primeros diecisiete meses de la joven Revolución cubana. Ello no implica abordar el lenguaje desde sus determinaciones semióticas o estructurales, sino como indicador de la contradictoriedad del cambio en la totalidad social. La ambivalencia del lenguaje permite tanto la incorporación de nuevos significados a viejos signos como el surgimiento espontáneo de otros completamente nuevos. El lenguaje, al cumplir con su función de designar lo real, es el vehículo que objetiva el acontecer de la convulsión social y le ofrece así al partícipe la posibilidad de nombrar los nuevos eventos en que está inmerso…”
(Mención en el Premio Temas de Ensayo 2000, en la modalidad de Ciencias sociales)
“Con frecuencia, defendemos o cuestionamos el carácter legítimo de una institución, o de cualquier acción que se derive de ella, sin tener definido por anticipado qué entendemos por legitimidad, y este déficit se hace notar en arbitrariedades e incoherencias. ¿Por qué pensamos que unas instituciones son legítimas y otras no? ¿Qué legitima a unas instituciones y no a otras? ¿A partir de qué criterios legitimamos? ¿Quién o quiénes legitiman dentro del sistema social? Estas son las preguntas que motivan mis reflexiones, y que creo apuntan al centro de la cuestión…”
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