lunes, 01-07-2024
“En África, como en otras partes, las relaciones entre grupos étnicos fueron variables: en unos momentos prevalecieron los nexos de intercambio pacífico y, en otros, la conquista y subordinación de un pueblo con respecto a otro. Al margen de esos conflictos en el £frica precolonial, el colonialismo exacerbó el problema étnico a niveles sin precedentes, en tanto este se justificó partiendo del presupuesto de la superioridad racial europea…”.
“Apenas unos meses después de la victoria de Fidel Castro se produjo un acercamiento a África, el continente que estaba empezando a recobrar su libertad. Che Guevara y Raúl Castro viajaron a El Cairo en junio de 1959 y julio de 1960, respectivamente, y Fidel Castro pronunció un discurso en Naciones Unidas en septiembre de 1960, en el que trató elocuentemente los problemas africanos. Se establecieron cordiales relaciones con unos cuantos países africanos, sobre todo Egipto, Ghana y Guinea; y especialmente con Argelia, que fue el primer amor de Cuba en África. Cuba le brindó ayuda tanto militar como civil, desde antes de que venciera el Frente Argelino de Liberación Nacional (FLN). La historia de la relación de Cuba con Argelia rompe con el estereotipo sobre la política exterior cubana que prevalece en los Estados Unidos y en muchas capitales europeas…”
Además de las frecuentes protestas populares en la mayoría de los países africanos, el continente ha experimentado en los últimos años una serie de golpes militares. Ambos fenómenos son expresiones de una desilusión generalizada con las democracias electorales africanas, lo que hace temer a gobiernos, organismos donantes externos y activistas por igual que se esté produciendo un período de "retroceso democrático". Más allá de las explicaciones superficiales y simplistas que describen la inestabilidad política de África como una lucha entre democracia y dictadura o entre gobierno civil y militar, este artículo explora los factores subyacentes más profundos que explican la debilidad de las democracias africanas. Estas deficiencias reflejan la naturaleza de los Estados orientados hacia el exterior y estructuralmente limitados heredados de la dominación colonial, las complejidades étnicas y sociales de las sociedades africanas y, lo que es más importante, el carácter de los nuevos sistemas políticos que se instauraron tras las manifestaciones masivas en favor de la democracia de la década de 1990. Las concepciones de democracia de esos sistemas eran estrechas, excluían la toma de decisiones popular y se limitaban principalmente a la organización de elecciones periódicas. El resultado fueron gobiernos marcados por la corrupción, la propensión de los líderes electos a violar o manipular las constituciones para mantenerse en el poder y la incapacidad de satisfacer las necesidades y expectativas básicas de los ciudadanos. Si nos centramos en tres golpes militares (Malí, Guinea y Burkina Faso), veremos cómo la decepción popular con los gobiernos electos de esos países permitió a grupos de oficiales hacerse con el poder con cierto apoyo popular. A pesar de esos golpes y del descontento por las deficiencias de muchos gobiernos electos, las encuestas de opinión pública demuestran que la democracia sigue contando con un fuerte apoyo como sistema general de gobierno. No obstante, los ciudadanos y los activistas presionan para que se preste más atención a los derechos de los ciudadanos, a formas de participación más populares y a una auténtica toma de decisiones nacional sobre cuestiones socioeconómicas, libre de las restricciones neoliberales.
Este artículo profundiza en la intrincada relación entre el cambio climático y la pobreza energética en África, examinando los polifacéticos retos a los que se enfrenta el continente y destacando las posibles vías para un cambio transformador. Se exploran las repercusiones del cambio climático en sectores vitales como la agricultura y la salud humana, junto con un análisis del alcance de la pobreza energética y sus consecuencias socioeconómicas. El artículo hace hincapié en las oportunidades de soluciones sostenibles, incluidas las fuentes de energía renovables, las medidas de eficiencia energética, los sistemas descentralizados, los mecanismos de financiación innovadores y la integración de las políticas climáticas y energéticas. La conclusión subraya la urgente necesidad de hacer frente tanto al cambio climático como a la pobreza energética, y reclama una mayor cooperación internacional, inversiones nacionales sostenidas y apoyo político para fomentar una África más verde y resiliente.
La historia de la urbanización y la colonización en África está entrelazada. En consecuencia, la producción de la ciudad colonial africana fue un ejercicio deliberado que no solo estaba impregnado de ideologías racistas e imperialistas de creación de ciudades, sino que además nunca se concibió para proporcionar un "hogar" a los inmigrantes africanos. La noción de "hogar" frente a la de "casa" determina en gran medida la forma en que las personas interactúan entre sí y con el espacio urbano que ocupan, ya que se perciben a sí mismas como transeúntes y no como habitantes permanentes de la ciudad. Sin embargo, los cambios intergeneracionales están dando lugar últimamente a diferentes formas de hacer ciudad y de producción urbana. Basándose en datos de archivo y enfoques etnográficos, este artículo pretende analizar históricamente el desarrollo de Nairobi, una gran metrópolis, capital política de Kenia y centro económico de África Oriental. El objetivo central es localizar cómo las percepciones de los habitantes de la ciudad sobre su estancia urbana y la ocupación del espacio repercuten en su reproducción técnica de la ciudad. Se trata de una historia del colonialismo, de los legados coloniales en la planificación urbana y la apropiación del espacio, y también de los retos del proyecto postcolonial de infraestructuras urbanas.
La mayoría de los Estados africanos poscoloniales contemporáneos apoyan el cercamiento de millones de hectáreas de tierras consuetudinarias habitadas por pequeños agricultores en favor de grandes inversiones mineras y agrícolas extranjeras como única vía hacia un desarrollo rural "moderno". En el contexto del actual "acaparamiento de tierras" en el Sur global, los resurgentes procesos globales por los que los recursos naturales son cercados para beneficiar a las grandes inversiones basadas en la tierra se caracterizan a menudo como "acumulación por desposesión". Sin embargo, ese término es un enfoque excesivamente amplio y materialista al tratar de abarcar un abanico muy amplio de procesos globales de desposesión. Por lo tanto, este artículo destila los tres rasgos centrales de la acumulación por desposesión -coerción, consentimiento no voluntario y corrupción- para explicar la actual desposesión material e incorpórea de los pequeños agricultores en el África meridional poscolonial. Este enfoque magnifica cómo una poderosa triple alianza de líderes tradicionales, el Estado y el capital privado están despojando a los agricultores locales que viven en tierras consuetudinarias a pesar de toda una serie de normativas mundiales y nacionales que deberían otorgar a las comunidades el derecho a la autodeterminación. Al centrarse en las perspectivas de los pequeños agricultores de nueve lugares de estudio en Sudáfrica, Mozambique, Zimbabue y Zambia, se cuestionan los intentos de venerar excesivamente las inversiones a gran escala basadas en la tierra como la solución mágica para transformar las zonas rurales.
Bhakti Shringarpure, directora creativa del Radical Books Collective, entrevista a la novelista y cuentista ugandesa Jennifer Nansubuga Makumbi. En su conversación, la autora premiada habla de los esfuerzos de las escritoras africanas por recuperar las historias y las contribuciones, a menudo olvidadas, de las mujeres a las luchas y el desarrollo del continente. También reflexiona sobre sus dificultades para publicar y comercializar su obra, problemas que afectan especialmente a muchas escritoras africanas, agobiadas como están por múltiples responsabilidades y limitaciones sociales. Además de los obstáculos que supone abrirse paso en una profesión tradicionalmente dominada por los hombres, las escritoras también han tenido que enfrentarse a una industria editorial basada en gran medida en el Norte, en la que las perspectivas africanas están poco representadas, y cuando lo están, de una forma muy selectiva que favorece las percepciones del Norte sobre África. En los últimos años, sin embargo, más escritores africanos, incluidas muchas escritoras, están siendo publicados y ganando reconocimiento gracias al crecimiento de las editoriales africanas y a las iniciativas creativas para promover su trabajo entre los lectores africanos y no africanos.
La oleada de protestas masivas de 2011-12 conocida como la "Primavera Árabe" ha tenido tantos procesos y resultados diferentes como países la experimentaron. En Túnez, donde comenzó el movimiento, surgieron nuevas conversaciones en torno a la democratización, la ciudadanía, los derechos de las minorías y la identidad, que antes estaban reprimidas, eran tabú o tenían un espacio limitado para el debate. Al posicionar la visibilidad y las experiencias vividas del racismo al que se han enfrentado los tunecinos negros, los activistas contra el racismo impusieron conversaciones sobre la pertenencia a grupos, las identidades culturales y la naturaleza excluyente del Estado posterior a la independencia. Se trata de un debate que ha estado ausente durante mucho tiempo debido a las políticas homogeneizadoras del Estado. La visibilidad de las activistas negras significó que no solo el racismo formaba parte de la conversación, sino también una perspectiva alternativa al feminismo en su(s) forma(s) institucional(es) y dominante(s) de izquierdas/secular(es). Las formas organizadas de resistencia no son las únicas que merecen nuestra atención. Las mujeres negras comunes llevan mucho tiempo (re)negociando su posición de género y raza en sus comunidades y en la sociedad en general.
Este artículo critica los circuitos problemáticos de la enseñanza de la literatura africana en las universidades africanas, según los cuales las obras de escritores africanos suelen legitimarse primero en el Norte global. El autor, escritor senegalés que ha publicado, reflexiona sobre su propia experiencia docente en Senegal y Nigeria, y constata que, en ambos países, a pesar de las diferencias en las lenguas coloniales heredadas, se enseña el mismo número reducido de escritores africanos. No deja de ser irónico que las universidades africanas, al tiempo que ponen en primer plano a los escritores africanos, se centren en los más reconocidos en Londres, París y Nueva York. En definitiva, es la idea occidental de África la que se enseña con más frecuencia que la propia África. En respuesta, es necesario "recentrar" África. Para los estudios literarios africanos, esto implicaría, en parte, dar más espacio a los escritores que viven en el continente (sin ocultar la contribución de la diáspora africana). El propio autor, pionero en la enseñanza en algunas lenguas autóctonas de Senegal, aboga por una mayor utilización de las lenguas africanas. No será fácil, dados los aparentemente enormes obstáculos del legado colonial. Pero la descolonización de la mente sólo puede avanzar si las lenguas africanas se comprometen como conductos del conocimiento.
Este estudio analiza cómo las fortalezas estructurales económicas, sociales, políticas y ambientales y las debilidades se han manifestado en África durante la crisis de COVID-19 que comenzó en marzo de 2020. Su principal objetivo es presentar mejores pruebas de cómo la pandemia ha afectado, directa e indirectamente a los países africanos. Se basa en el supuesto de que los factores económicos y de otra índole determinan la magnitud y la dirección de los impactos de la pandemia, tendencias que habían comenzado mucho antes. El estudio analiza los impactos directos en la salud, en la economía, la sociedad, la política y el medio ambiente.
Los cines africanos están creciendo, expandiéndose y diversificándose de muchas maneras. Su contribución potencial a las economías nacionales es significativa. El cine también fue un medio de construcción nacional, en un contexto de elevadas tasas de analfabetismo y los inevitables retos de forjar una nación a partir de diversos grupos étnicos y lenguas. Desde entonces, el desarrollo de las tecnologías digitales ha propiciado cambios en la producción y la distribución. Ha contribuido a democratizar el acceso al cine gracias a equipos portátiles y relativamente asequibles. Nuevos narradores audiovisuales están ampliando el panorama mediático de la pantalla africana con cineastas emergentes y producciones de género, como películas de animación y series de televisión. El streaming en línea ha hecho que las películas africanas sean accesibles en una multiplicidad de pantallas, mientras que el reciente desarrollo de los medios digitales ha dado forma a la producción y distribución en todo el mundo. Sin embargo, el futuro del cine africano se enfrenta a muchos obstáculos debido a las deficiencias de las infraestructuras y al dominio del mercado por parte de los gigantes mundiales de los medios de comunicación.
“Para África, la historia no comenzó por el desplome thai, que todavía ocasiona dos mil despidos diarios; se inició hace tanto tiempo, que ni los más viejos pueden acordarse. De los más recientes capítulos de esa historia se reflexiona en este artículo. A lo largo del texto se intenta responder a preguntas como estas: ¿La crisis económica global es más grave que los «coletazos» de recesión de los últimos 20 años? ¿Cuáles diferencias hay entre la globalización y otras formas precedentes de internacionalización del capital? ¿Qué mecanismos están a disposición del G-7 para detener un posible colapso de la economía mundial? ¿Cómo entender la globalización, más allá de la polarización ideológica de los discursos?...”
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